miércoles, julio 09, 2014

El Mejor (CMH) - Capítulo 9

ChangMin... que fácil era pensar en el de esa manera... se fue a su oficina, y MinHo vagó por la habitación recogiendo su ropa. ¿Derramó algo en su camisa, o la había estado usando cuando se corrió la primera vez? Tenía un pequeño desgarro, pero los pantalones estaban bien. Tuvo una visión repentina de sus pantalones y bóxer alrededor de sus tobillos, con la mejilla pegada a la pared, y ChangMin detrás de él, con sus dedos lubricados trabajando en su culo antes de cubrir su pene con un condón.  Se estremeció y no pudo recuperar el aliento, recordando todo de nuevo.

« ¡Tócame! ¡Mastúrbame! -su pene provocaba- ¡Sabes que lo deseas!

-Esta noche. Cuando estemos solos - prometió- Ahora, ¿Dónde están mis boxes?

-¿Cómo voy a saberlo? Solo tengo un ojo.

-Muy gracioso -murmuró. Revisó alrededor, pero no pudo encontrarlos. Bueno, no es gran cosa, simplemente iría a comando.»

Quizás a ChangMin no le importaría si MinHo tomaba prestada su camisa de repuesto. El guardaba ropa extra aquí por si tenía que cambiarse por alguna razón. MinHo encontró una camisa blanca. Le quedaba un poco ancha en el pecho, por lo que la dejo desabrochada. Le gustaba como ChangMin se veía con la camisa abierta. ¿Sentiría ChangMin lo mismo por él?

MinHo no podía quitarse ese pensamiento.

Por un lado, le encantaba Shim ChangMin. Claro, él  había tratado de convencerse de que había superado su enamoramiento, pero el quid del asunto era que el enamoramiento se había transformado en algo más profundo. El sexo había sido increíble... al menos pensaba que lo había sido. Había visto las mordidas de amor en su cuello, la mandíbula y el torso, y aunque era un poco doloroso, no era nada en comparación con la primera vez, cuando JinKi, que había sido tan inexperto como el, se había precipitado al acto y termino haciéndole daño.

Está bien. Un punto positivo: el sexo era bueno y ChangMin era un amante tierno.

Por otro lado, ¿Cuánto tiempo iban a estar juntos? No tenía ningún problema con la regla de la monogamia. Había roto con sus dos novios... ¿Por qué engañarse? Podría enfrentarlo. Él no había sido suficiente para ellos, y habían buscado sexo en otra parte. Eso significaba que tampoco sería suficiente para ChangMin. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que se estuviera enviando esas malditas rosas blancas? No, sería al que contrataran en su lugar.

Por lo tanto, un punto negativo: no sabía cuánto tiempo duraría. Y ya que estaba en eso, segundo punto negativo: ¿En qué iba a trabajar una vez que ChangMin terminara con él? Y un tercer punto negativo: ¿Dónde iba a vivir? ChangMin podría estar dispuesto a mantenerle una casa o condominio o lo que sea, pero a que costo, el nunca sería capaz de pagar la hipoteca. Maldición, esto debería ser una decisión fácil de tomar. Había un punto positivo y tres negativos. Oh, pero le gustaba -amaba- ChangMin. Eso hacía dos contra tres. Y ChangMin tenía una risa agradable. Y una sonrisa agradable. Y... MinHo lo quería.

¡Y él no era Nelson!

MinHo se echó a reír. Eso hacía siete contra tres.

ChangMin había dicho que podría volver a la escuela, otro positivo. Se arrepentía de no haber terminado la universidad. Y si el hacía un posgrado, podría decidir más tarde lo que quería, pero elegiría algo que llevara años y años en completarse, y puesto que ChangMin no había objetado cuando MinHo lo menciono, no tendría una excusa para oponerse más tarde. MinHo se detuvo haciendo el recuento de los pros y los contras. Suponía que iba a hacer esto. Se dio cuenta de que estaba tarareando.

-¿Que es esa canción? -ChangMin le había preguntado una vez.

-Es solo algo que escuché en la radio -había dicho. Era una de las canciones que había oído poco después de haber empezado a trabajar aquí.

«Es otro fin de semana de clásicos» anuncio el disc jockey con entusiasmo «y OLDZ se enorgullece en presentar una explosión del pasado. Es el otoño de 1966, chicas y chicos, y James y Bobby Purify alcanzaron el número seis en los Billboard Hot con esta canción. Aquí esta: ¡Soy tu marioneta! »
Ahora se encontraba tarareándola todo el tiempo, en casa, en el trabajo, en el carro. ¿Era la marioneta de ChangMin? Si ChangMin movía las cuerdas, ¿El haría cualquier cosa que ChangMin quisiera?

La puerta se abrió, y ChangMin entro empujando un carrito. Un hilo de aromatizante vapor salió de la jarra rosa de café. Los platos cubiertos no daban indicios de su contenido, pero la fruta fresca y los vasos de jugo de naranja estaban al lado de cada plato.

-No sabía lo que te gustaba, así que le pedí a Emily que nos trajera un poco de todo.

-¿Quién es Emily?

-Emily O'Neal. Ella es la dueña de la Rosa Salvaje.

-Siempre he querido comer allí. -Sabía que llevaba el nombre de la mujer que fue una espía confederada y enterrada en Wilmington.

ChangMin le sonrió a MinHo- Te llevare allí un día, si quieres.

-Oh... err... -Ruborizado, MinHo descubrió un plato de huevos rodeados de tocino crujiente- Esto se ve maravilloso. Muchas gracias. -Se dio cuenta de que ChangMin lo veía pensativo, y se acordó de lo que llevaba puesto- He tomado una de tus camisas. No te importa, ¿Verdad?

-Nunca se vio mejor.

Comieron en silencio durante un rato, y luego MinHo miro al otro lado de la mesa- He tomado mi decisión, ChangMin.

-¿Uhm? -Había tensión en su mandíbula, y MinHo se inclinó hacia adelante y la acaricio con sus dedos.

-Si, por favor. -Sus entrañas estaban tan agitadas que sentía como si se hubiera tragado todo el tazón de ponche de la noche anterior, y no podía dejar de sonreír.




-*-*-*-

No hay comentarios:

Publicar un comentario