MinHo estacionó el Versa en la cochera y se fue por el patio
para subir las escaleras al porche. Buscó a tientas la llave por un minuto,
pensando que sería agradable tener a alguien -a ChangMin- al volver a casa. ¿Querría
ChangMin vivir con él? Por un momento soñó acerca de ellos compartiendo una
casa. Su condominio o el condominio de ChangMin, no importaba mientras
estuvieran juntos.
Oh, bueno, no tiene sentido ponerse sentimental por estar
solo el Día de San Valentín. Así era como era y debería de estar acostumbrado a
eso.
Algo frío y húmedo cayó sobre su nariz, y él hizo una
pausa para ver el cielo. La temperatura había bajado y en lugar de lluvia como
la de antes, ¡Estaba nevando! Sacudió la cabeza ¿Nevando el Día de San
Valentín? ¿Podría esta temporada ser más extraña? Abrió la puerta y entró en la
casa.
Y se detuvo abruptamente al darse cuenta cuan iluminada
estaba. Claro que su departamento tenía un sistema de seguridad que encendía
las luces. La cosa era que él había esperado llegar a casa antes del anochecer,
así que no lo había encendido.
Vio con cautela alrededor de la cocina. Un jarrón de quizás
dos docenas de rosas rojas estaba en la isla. El olor de canela y clavo llenaba
la habitación. Bueno, los ladrones no llevan flores y hornean un jamón para la
cena. ¿Podría ser algo que la asociación de vecinos hacían para darle la
bienvenida a los recién llegados? Dios sabía que sus honorarios eran lo
suficientemente altos.
-Uhm... -Se quitó la chaqueta y la colgó- ¿Hola?
-¿MinHo? Maldición, esperaba que entraras por la puerta
principal - De repente ChangMin estaba allí, con los puños apoyados en las
caderas. Su camisa estaba desabrochada hasta el centro de su pecho, estaba sin
zapatos, y una toalla estaba metida en la pretina de sus pantalones
-¿ChangMin? ¿Cómo has entrado?
Parecía un poco incómodo - KyuHyun... mi abogado... me envió
un duplicado de la llave.
¿Era eso legal? No es que le importara. ¡Su amante estaba
aquí!
Cruzó la distancia en dos pasos y se arrojó a los brazos de
ChangMin- ¡Te extrañé! -Entrelazó sus dedos por el cabello de ChangMin, dejándolo
revuelto- Pensé que estabas en Miami ¡Te extrañé! -Y unió sus bocas.
-También te extrañé, dulce corazón -dijo
ChangMin a MinHo cuando finalmente se apartó para tomar un respiro.
-¿Porque estás aquí? No, eso no salió bien. Estoy
feliz de que estés aquí, pero pensé que estarías en Miami hasta que tu padre
pudiera volver a casa -sintiéndose casi mareado, alisó el cabello de
ChangMin y luego lo despeinó de nuevo.
-Ese era el plan, pero papá es particularmente terco, y
YooChun pudo ver lo mucho que quería estar en casa. Contigo.
MinHo dio un paso atrás y se frotó los ojos con las
palmas - Me alegra tanto que estés aquí ¿Cuánto tiempo puedes quedarte?
-Para siempre.
-¿Qué?
-No voy a dejarte ir nunca, MinHo. Lo siento si esto
interfiere con tus planes para el futuro...
-No. En absoluto. ¿Para siempre? Eso es... ¡Asombroso!
-Tengo que regresar a Miami, pero...
MinHo suspiró - Mucho
para siempre.
- ...me temo que esto podría ser un problema con tu horario.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando? Oh, eso me encanta - .Ahora
ChangMin estaba masajeando el cuero cabelludo de MinHo con sus dedos. Su madre
solía hacer eso, pero no recordaba lo bien que se sentía- No, no me distraigas.
-Correcto, dulzura -ChangMin se inclinó y besó la punta de
la nariz de MinHo- ¿Estarías dispuesto a ir a Miami conmigo? Como iba diciendo,
sé que esto va a causar
un problema con tus clases, pero…
-¡Que se jodan mis clases! -contactaría con la universidad
mañana
y vería las asignaturas por correo electrónico de sus profesores. Si eso no
funciona... pensaría en otra cosa- Estaré listo en cinco minutos. Siete a lo
sumo.
-No es necesario, dulzura. No tenemos que irnos sino hasta
la tarde del domingo.
-Yo he... yo nunca he estado en la Florida.
-Vas a disfrutarlo. Puedes ir al Acuario marino, y a Vizcaya...
y a la playa.
-Sólo yo, ¿No nosotros?
-Lo siento, MinHo. Voy a tener que estar cerca… ¡Ey! -se frotó el brazo que
MinHo golpeó.
-No me hace falta ir a ningún lado sin ti. Solía ser tu
secretario ejecutivo, sabes. Si necesitas que algo se haga, lo puedo hacer por
ti.
-No quiero que sientas que tienes que… ¡Ey!
MinHo lo golpeó de nuevo - Nunca me trates como a uno de tus
niños-juguete -frunció el ceño por si acaso- Me preocupo por ti, y eso
significa que me preocupo por tu familia. Que buen novio sería si estoy
correteando por todo Miami mientras tú estás sentado en ese asilo para
ancianos.
-Centro de vida asistida -corrigió ChangMin con una sonrisa-
A Papá le daría un ataque si hubiera oído que lo llamas así.
-Está bien, está bien - MinHo lo desestimó con un gesto- Aun
así estaré contigo.
-Gracias.
-Idiota. -¡Oh, mierda! siempre había cuidado de su lenguaje
junto a ChangMin- Lo siento.
ChangMin lo abrazó - No lo sientas. Esto sólo sirve para
demostrar que te sientes cómodo conmigo - jaló a MinHo más cerca, abrazándolo.
-¿Lo hacía? Bien. - Él sonrió contra el cuello de
ChangMin y acarició su camino hasta su oreja, soplando suavemente en ella,
complacido cuando ChangMin se estremeció. Se apartó y miró esos ojos marrones -
¿Cuándo
llegaste? ¿Por qué no me dijiste que ibas a venir?
-Quería darte una sorpresa. Volví cerca de la una y había algunas cosas que
necesitaba hacer. Es por eso que YunHo y Jejuko te detuvieron tanto tiempo.
-¿De verdad?
-Sí. Los llamé desde Miami y les pedí que te sacaran de la
casa y te mantuvieran lejos hasta que les llamara para avisarles que todo
estaba listo.
Él se echó a reír - Pensé que habían perdido la cabeza. No dije
nada porque pensé que los gemelos los mantenían despiertos toda la noche y
estaban totalmente privados de sueño.
-Vas a tener que hablarme de eso.
-En otro momento, ChangMin... -MinHo no podía dejar de verlo
fijamente a los ojos - Dios, estoy... Estoy tan feliz de que estés aquí.
-Yo también, por mucho que me gustaría quedarme así,
el jamón se va a secar si no lo saco del horno pronto. -ChangMin le dio unas
palmaditas en el trasero a MinHo y retrocedió.
-¿Hiciste un jamón? ¿También cocinas?
-No, me temo que mis habilidades no llegan tan lejos. Me
detuve en el mercado y compré la comida. Simplemente necesitaba ser calentada y
debería estar listo en unos…
-vio su reloj- quince minutos.
-Tengo un pastel bosque negro para el postre.
-Lo vi en el refrigerador ¿Sabías que es mi favorito?
-Claro que lo sabía. - Cuando había buscado en los archivos,
había encontrado un artículo que mencionaba todas las cosas favoritas de
ChangMin. Afortunadamente, las gotas de lluvia en las rosas y los bigotes de
los gatitos no se incluyeron.
ChangMin lo veía de arriba a abajo, sus labios formaban una
línea. Por un segundo MinHo se preguntó si le irritaba la curiosidad de su
amante, pero entonces vio la expresión en los ojos de ChangMin y se dio cuenta
de que estaba reprimiendo una sonrisa.
-¿Quieres ponerte algo más cómodo...? -ChangMin estaba
bromeando con él.
MinHo sabía que su sonrisa tenía que revelar lo que sentía,
pero a él no le importaba.- Escucho y obedezco.
-¿Mi marioneta? -ChangMin resopló y regresó a la cocina.
MinHo se detuvo en el umbral. ChangMin tenía la puerta del
horno abierta, y se agachó para sacar el jamón. Sus pantalones se ajustaron por
encima de su culo, y MinHo regresó y deslizó sus brazos alrededor de la cintura
de ChangMin, sintiendo como si hubiera bebido demasiado.
-¿Dulce corazón? -ChangMin se enderezó y giró la cabeza, y besó la mejilla de MinHo.
-Recibiste mi e-mail. Viniste.
-Por supuesto que lo hice. No podía dejar que pasaras el Día
de San Valentín solo.
-.No estaba seguro. Quiero decir con tu padre como esta... Y
sé que no es tu día favorito.
-¿MinHo? Si es tu día favorito, entonces es el mío.
Apretó su abrazo, y luego liberó a ChangMin y retrocedió -
Voy a cambiarme ahora.
-Espero que no lo hagas. Eres perfecto tal como eres.
Más feliz de lo que había sido en años, se movió a través del
comedor, haciendo una pausa para admirar la hermosa porcelana de la mesa, los
cubiertos, copas de cristal, y la pieza central, otro jarrón de rosas rojas, incluso
más
grande que el de la isla.
Una cálida luz lo envolvió. Nadie había hecho
algo así por él. Era un... un gesto cariñoso. Bajó la vista para asegurarse de
que sus pies estaban sobre el piso de madera.
Sí, lo estaban.
Sólo para estar seguro de que estaba despierto, se pellizcó.
¡Ey! De acuerdo, no estaba soñando. Sonriendo caminó hacia la sala. Se detuvo y parpadeó. Jarrones de rosas rojas
estaban alrededor de la habitación, sobre la mesa de café, en la repisa de la
chimenea, a cada lado de la chimenea, en las mesitas finales, y en la entrada,
en la mesa de la consola junto a la puerta principal.
Subió las escaleras hacia el desván, que no había tenido
tiempo de arreglar hasta el momento.
-¡Oh, Dios mío! ¡También hay rosas aquí!...
Se había convencido de no sentirse herido cuando no recibió
las tres docenas de rosas rojas que ChangMin enviaba a todos sus amantes cuando
empezaba una relación, pero se había mentido a sí mismo. Se había sentido
herido. Ahora, viendo esas rosas... Su corazón comenzó a latir suave y constante.
-No pierdas el tiempo, MinHo. La cena se enfriará.
-Bien - Se apresuró a bajar las escaleras y abrió la puerta
de su dormitorio, y contuvo el aliento asustado mientras el dulce aroma de las
rosas lo rodeaban.
Había velas encendidas en la habitación. ChangMin había
encendido la chimenea, y no sólo había más jarrones de rosas rojas, sino
que había retirado el edredón y pétalos de rosa estaban esparcidos sobre cada
centímetro
de la cama king-size. En una de las sillas estaba un pantalón de pijama negro y
nada más.
MinHo se lamió los labios, lo levantó y se frotó la mejilla con él -era de seda-
antes de precipitarse al baño. Otra ducha sería una buena idea. No le llevó
mucho tiempo.
Sonrió para sí mismo. Cinco minutos. Siete a lo sumo. Estaba
de regreso en el dormitorio, frotando una toalla sobre su cabello y admirando
el efecto de la luz de las velas y las llamas vacilantes de la chimenea, cuando
ChangMin se le unió.
-Sabía que esos pantalones se verían muy bien en ti.
A MinHo se le secó la boca. La manera en que ChangMin lo
veía... se sentía como si estuviera a punto de ser atacado y devorado.
Se lamió los labios, si seguía haciendo eso, ellos iban a
hacerlo, tuvo que tragar saliva un par de veces antes de poder hablar - Y se sienten
mucho mejor -jaló una de las manos de ChangMin a su cadera- ¿No te parece? -preguntó
inocentemente.
Pero ChangMin giró las cartas. Movió la mano desde la cadera
de MinHo hasta su pene, y la sensación de los dedos de ChangMin acariciando su
endurecido eje a través de la seda de los pantalones lo llevó al borde de un
orgasmo.
-¿Sabes lo que me estás haciendo, verdad?
-Me temo que sí - ChangMin tomó la toalla y la retiró, frotándole
el cabello con los dedos.
-Estas provocándome. Siempre lo supe.
-¿Lo sabes?
MinHo inclinó la cabeza hacia un lado, llevó sus labios cerca
a los de ChangMin, y luego se apartó. Podía también provocarlo - No tengo nada tan
sexy que darte.
-En realidad, lo tienes - La mirada en sus ojos le dijo a
MinHo lo que era, y se estremeció.
-Estás haciendo de este el mejor Día de San Valentín que he tenido.
Esto... -MinHo señaló el lecho cubierto de pétalos de rosas y cada superficie
plana- Esto es…
-Lo sé... ¡Asombroso! -ChangMin se rio en voz baja.
-¿Cómo lo has logrado? El Arco de Cupido no podía haber tenido
suficientes rosas, sobre todo este día que es un día grande para ellos.
-Ellos no lo hicieron - apoyó los antebrazos sobre los hombros
de MinHo y sonrió - Llamé a todas las florerías e hicieron las entregas de
rosas.
-No pensé que me enviarías alguna. Gracias.
-No es nada. Sólo para que lo sepas, no tengo ninguna intención
de enviarte rosas blancas.
-Me alegra oír eso. Sería… -Se quedó en silencio, y luego
decidió ser sincero - ChangMin, voy a ser honesto contigo. Me romperías el
corazón si alguna vez lo haces.
-No quiero romper tu corazón. Sabes, si tú no me vas a besar
-murmuró contra los labios de MinHo- voy a tener que darte un beso.
-Sí, por favor - MinHo podría no haber tenido muchos novios,
pero había besado mucho, y estaba más que dispuesto a compartir su
experiencia con el hombre que amaba. -¡Creo que hiciste que las puntas de mis
pies se curvaran! -Incluso a la luz de las velas, MinHo podía ver el rubor que
cubría las mejillas de ChangMin.
-Entonces he hecho mi trabajo.
-Esto nunca fue parte de la descripción de mi trabajo de
secretario ejecutivo.
-Eso es algo bueno.
-Lo es, ¿En serio? -jaló a MinHo contra su cuerpo, y MinHo
podía sentir la reacción a sus besos. Pero ChangMin dio un paso atrás y
se quedó viéndolo a los ojos.
-¿Sabes que tienes los ojos marrones más
hermosos?
-No. Pero si tarareas unos compases... -MinHo sonrió cuando
ChangMin se carcajeó. Wow, nunca pensó que oiría un sonido como ese saliendo de
su jefe, por no hablar de su amante. Sabía que su sonrisa se había vuelto engreída,
pero infiernos, se sentía engreído.
ChangMin se aclaró la garganta- ¡Estoy tratando de ser serio
aquí!
-Sí, cariño.
-Cariño... no, no vas a distraerme. Tus ojos son como
terciopelo marrón.
Eso era tan poético - En ese caso, gracias.
-De nada. Ahora, vamos a ir a cenar. He encontrado un muy
agradable vino rosado y…
-¿Sabes lo que pasa cuando bebo demasiado?
-Cuento con ello.
Oh, él era un demonio. Pero era el demonio de MinHo.
-Entonces, ¿Qué estamos esperando? -tomó la mano de
ChangMin, la llevó a los labios, y luego la balanceó suavemente entre ellos
llevándolo hacia el comedor.
Cuanto antes comieran, cuanto antes podían seguir a las
cosas buenas.
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