JaeJoong miró con asombro cómo su amigo, HeeChul, jugaba con
su nuevo polluelo de cisne y su compañero en la hierba. ¿Quién hubiera pensado
que un lobo y un cisne podrían convertirse en compañeros y cuidar juntos a un
hijo? Por supuesto que JaeJoong no, pero SiWon, HeeChul, y TaeMin demostraron que
estaba equivocado.
Incluso mientras observaba al grupo, JaeJoong todavía no
podía creer que HeeChul se hubiera recuperado de su estado de coma. Le había
disparado su ex novio HanGeng, un par de semanas atrás y los médicos le habían
dado pocas posibilidades de recuperación. Al final resultó que, cuando el huevo
de HeeChul terminó de incubarse, había impulsado la recuperación de HeeChul.
Ahora, por fin, después de tanto dolor, HeeChul podría ser feliz con su hijo,
TaeMin, y su compañero, SiWon.
JaeJoong se volvió y ofreció a YunHo una sonrisa trémula. YunHo
era amigo y Alfa de SiWon, y había venido a ayudarles a proteger el huevo. Pero
también era un hombre por el que JaeJoong se sintió muy atraído, y no sabía
cómo lidiar con eso.
—Lo es, en efecto,— contestó. —Estoy verdaderamente
entusiasmado de que HeeChul pueda por fin regocijarse con su compañero y su
hijo. Admito que no esperaba que un lobo le diera la felicidad que se merece.
YunHo arqueó una ceja ante él, y JaeJoong sintió que la cara
se le ponía en llamas. Se preguntó cuánto había comprendido YunHo de su
respuesta. JaeJoong tendía a balbucear y hablar muy rápido, más aún cuando
estaba nervioso.
Con demasiada frecuencia, incluso insultaba a las personas.
Hubiera preferido que el lobo no comprendiera sus palabras, ya que parecía
estar en su modo de meter la pata.
YunHo se echó a reír.
—Bueno, encontrarás que los lobos pueden sorprenderte.— Sus
palabras dejaban bien claro que entendió a JaeJoong, pero no estaba molesto. La
expresión del lobo se puso seria, y atrajo a JaeJoong a la sombra de un árbol
cercano. JaeJoong soltó un grito de sorpresa ante el repentino movimiento.
Abrió la boca para preguntar a YunHo qué en el mundo pensaba que estaba
haciendo, pero cuando el hombre lobo presionó sus cuerpos juntos, se olvidó de
lo que quería decir. El olor del hombre, su calor, la pasión contenida apenas
oculta bajo la superficie, hizo corto circuito el cerebro de JaeJoong, haciendo
que le doliera. Sentía palpitar la polla de YunHo contra su muslo, y de
repente, sólo podía pensar en tenerlo en su culo. —Tengo muchas ganas de
demostrarte eso —agregó YunHo.
Las palabras sacaron a JaeJoong de su trance de iniciada
lujuria. Se dio cuenta de que estaban, para todos los efectos, aún en público,
con el polluelo de HeeChul a sólo unos metros de distancia. Y no era el único
problema. De hecho, era sólo el comienzo.
—YunHo, no estoy seguro de que esto sea sabio. Sé que parece
que nuestros amigos pueden hacer funcionar una relación entre depredador y
presa, pero eso no ofrece garantías - YunHo no sabía nada de él, de su pasado o
su familia. Se le ocurrió a JaeJoong que tal vez había malinterpretado la cosa
entera y se puso en ridículo de nuevo. —Por supuesto, tú y yo no tenemos una
relación real. Sólo quiero decir…
—No me digas que no sientes esto, porque no te creeré —YunHo
lo interrumpió. JaeJoong tragó saliva, por una vez en su vida se quedó sin
palabras. Sin inmutarse, YunHo continuó —No he tomado mi decisión, ya que
simplemente no era el momento. Las cosas están todavía liadas. —YunHo respiró
hondo, como si tuviera problemas para hablar. —Pero tú eres mi compañero, Jae.
Quiero que lo sepas y me des una oportunidad. Ven conmigo a casa.
Todo el cuerpo de JaeJoong respondió al pecaminoso tono de
las palabras del otro hombre. Sería fácil, tan fácil ceder. Pero sabía que no
podía hacerlo. Por un lado, entendía la posición de YunHo. Estar involucrado
sentimentalmente con un lobo alfa estaba suplicando angustia. Mientras que JaeJoong
podría tener sus pequeñas manías, tener su alma destrozada no era una de ellas.
—No niego que me gustaría aceptar tu oferta—, dijo
tímidamente, —pero no es una buena idea. — Se tragó todo el nudo de la
garganta, la palabra “pareja” sonando en sus oídos más fuerte que nunca. —No
creo que pueda ser lo que tú necesitas. Ni siquiera estoy seguro de que sea tu
pareja.
Las palabras sonaron falsas incluso a sus propios oídos y
los ojos de YunHo eran como puñales que le atravesaban el corazón.
—Por supuesto que lo eres. Lo supe desde el primer momento
en que me hablaste.
JaeJoong recordó ese momento también. YunHo había estado
sugiriendo a HeeChul que renunciara al entonces un huevo incubándose TaeMin, y JaeJoong
había dicho. —¿Lo harías si fuera tu propio cachorro?— Incluso entonces, JaeJoong
se había sentido atraído por el otro hombre. Irónicamente, como él mismo
recordó, reconoció la necesidad de YunHo por los niños, algo que JaeJoong nunca
podría darle.
Era una mala idea, y JaeJoong necesitaba dar marcha atrás
antes de que se pusiera demasiado difícil.
—YunHo, seguro que te das cuenta de lo equivocados que somos
el uno para el otro. Nosotros…
No llegó a terminar la frase. El lobo aplastó sus labios
juntos, y JaeJoong se olvidó de sus protestas. Se quedó sin aliento, y el otro
hombre se aprovechó de la ocasión para empujar su lengua en la boca de JaeJoong.
El primer sabor de YunHo hizo girar la cabeza de JaeJoong y
un extraño mareo lo recorrió. No podía pensar. Sólo podía sentir, sus sentidos
asaltados por el olor de YunHo, por su presencia y poder.
Podría haber permitido que el hombre lobo lo jodiera en ese
mismo momento y ahí estaba el sonido de una garganta aclarándose que los
interrumpió. YunHo rompió el beso, y JaeJoong brevemente vislumbró la visión de
la cara divertida de SiWon antes de que YunHo lo protegiera de la vista.
—¿Qué?
—Sólo pensé que debías recordar que estamos en público, con
niños a sólo unos metros de distancia.
No era un reproche, no realmente, no en la forma en que SiWon
lo dijo, pero a decir verdad, tenía razón. Hasta cierto punto, JaeJoong se
sintió un poco avergonzado. Nunca había sido gran cosa en las demostraciones
públicas de afecto. Lo ponían aún más nervioso y como paralizado. Ahora, sin
embargo, no temía lo que los demás pensaran de él. Temía por YunHo, por su
posición, su vida, y su manada.
—Tienes nuestro agradecimiento—, dijo apresuradamente cuando
se separó de YunHo. —Tengo que irme.
—No, espera,— dijo YunHo, agarrando su brazo. —Todavía
tenemos que hablar.
JaeJoong se mordió el labio, y SiWon salió discretamente,
regresando al lado de su compañero. Una vez que se les concedió privacidad, YunHo
le susurró: —Bebé, sé lo que estás pensando, y tienes razón. Vamos a tomarnos
nuestro tiempo. Sólo... no digas que no por completo. Déjame tratar con las
cosas. Podemos hacerlo funcionar, lo prometo.
JaeJoong respiró hondo, luchando por controlar las emociones
que no podía entender.
—No deberías hacer promesas que no puedas cumplir.
YunHo lo acercó una vez más.
—Nunca faltaría a mi palabra, especialmente no a ti.
JaeJoong cerró los ojos y dejó que el hombre lo retuviera.
—De acuerdo, YunHo. Podemos intentarlo. —Plenamente
consciente de todas las personas presentes en su proximidad, JaeJoong agregó:
—Sin embargo, no deberíamos hacerlo aquí.
—Concedido. — YunHo lo liberó del apretado abrazo. —Ven. Al
menos deja que te invite a una taza de café.
JaeJoong no podía rechazarlo, incluso si la ansiedad se
elevó en su interior. Se despidieron de HeeChul, SiWon, y TaeMin, y salieron del
parque. YunHo lo llevó a una pequeña cafetería privada. El silencio cayó entre
ellos, no del todo cómodo, pero tampoco incómodo. El estado de ánimo reflexivo
se rompió cuando YunHo pidió su orden. Se volvió hacia JaeJoong y sonrió.
—Déjame adivinar. ¿Granizado de avellana?
Las sencillas palabras hicieron que JaeJoong se diera cuenta
de lo cómodo que YunHo realmente estaba con la diferencia entre sus especies.
Le devolvió la sonrisa y respondió,
—Cerca. No me gustan los frutos secos procesados de ningún
tipo. Un simple granizado con crema estará muy bien.
Él y YunHo encontraron una mesa, y JaeJoong prácticamente
podía sentir la diversión del lobo.
—¿Una ardilla que odia los frutos secos? Wow.
JaeJoong negó con la cabeza.
—Odio todo lo falso.
YunHo cogió su mano y la apretó.
—No tendrás que preocuparte de eso conmigo. Nunca.
Y de alguna manera, JaeJoong le creyó.
YunHo andaba a tientas con la llave de su habitación de
hotel, luchando por pasar la tarjeta a través de la cerradura. No era fácil
estando abrazado a una ardilla inquieta, y con su propia necesidad de tocar a
su compañero. JaeJoong se movía, frotándose contra él mientras sus bocas se
encontraron en un frenético beso.
YunHo no tenía ni idea de cómo habían llegado desde charlar
con un café a follar en su habitación de hotel. Lo cierto es que quería a JaeJoong
más de lo que nunca había deseado nada en toda su vida, pero no tenía la
intención de empujar a JaeJoong al sexo. La ardilla obviamente temía que YunHo
no fuera en serio con su relación. A pesar de todo esto, sin embargo, aquí
estaban, con hambre del uno por el otro, tocando tanta carne como pudieran. Irrumpieron juntos en la habitación del hotel, y YunHo
empujó la puerta para cerrarla.
Tan pronto como se aseguró de su privacidad, aplastó a su
compañero contra la primera superficie sólida disponible, la cual resultó ser
la puerta misma. JaeJoong se arqueó contra él, sin protestar en lo más mínimo
cuando las manos de YunHo comenzaron a trabajar en su ropa. YunHo ni siquiera
tuvo la paciencia para desnudar a su compañero con normalidad. Sólo le arrancó
las ropas, haciendo que los botones y el material volara por todos lados y sin
nunca romper el beso una sola vez. Era demasiado bueno, demasiado adictivo, y YunHo
pensó que moriría si no probaba a su compañero.
Por desgracia, la necesidad de respirar a la fuerza los
separó. Mientras liberaba los labios de JaeJoong del beso, se permitió un
momento para simplemente mirar a JaeJoong. Siempre había visto a su compañero
tan impresionante, pero ahora, con el rostro enrojecido y los labios rojos e
hinchados, parecía incluso más hermoso.
JaeJoong le ofreció una pequeña sonrisa.
—Tócame, YunHo. No pares nunca. Jódeme.
Su formal y súper rápido discurso, se había desvanecido en
un lento y sexy sonido estridente, y YunHo respiraba a través de la lujuria que
nublaba su mente.
—Tus deseos son órdenes—, respondió.
YunHo agarró a su compañero en sus brazos y lo puso sobre
sus hombros. Le habría gustado que su primera vez juntos fuera más suave, tal
vez más elegante, no en una impersonal habitación de hotel. Habría querido
llevar a casa a JaeJoong con él, para presentarlo a la manada, a todos los
hombres y mujeres que eran esencialmente su extensa familia. Pero no era
posible, no si quería proteger la vida de JaeJoong. Por el momento, esto
tendría que bastar.
Con el mayor cuidado que pudo reunir, YunHo colocó a JaeJoong
en la cama. Su compañero lo miró, los ojos oscuros brillando con
picardía.
—Vamos, YunHo. Tócame —, repitió.
YunHo no esperó a que se lo dijeran otra vez. Se unió a su
compañero en el colchón, gimiendo cuando JaeJoong arrancó la ropa. Su cuerpo se
llenó de la urgencia de su pareja, para reclamar, joder, y gruñó mientras
desgarraba el material constreñido. Sus zapatos salieron volando, así como los
restos de sus camisas y pantalones. Afortunadamente, habían tenido la previsión
de ir de comando, en un impulso, más que en un cierto conocimiento. Ahora, por
fin podrían estar piel con piel con su compañero, la pareja que tanto anhelaba.
La ardiente mirada de JaeJoong parecía como una caricia
palpable en su desnudo cuerpo, y YunHo admiró algo del suyo. Como si fuera de
mutuo acuerdo, con las manos alcanzó a su compañero, explorando cada contorno,
trazando cada línea del cuerpo de JaeJoong. JaeJoong mordió sus oh-tan-besables
labios y lanzó un suspiro necesitado. Abrió más las piernas en un intento obvio
para dar cabida mejor a YunHo, y YunHo tomó felizmente la invitación. Apretó
sus cuerpos cerca, amando la sensación de su compañero contra él. El olor de JaeJoong
lo rodeaba, dulce y fresco, como el aroma de pino y miel. La dura polla de su
compañero palpitaba contra el muslo de YunHo, y la evidencia de la excitación
de JaeJoong puso a YunHo aún más caliente.
Metió la mano entre ellos y se apoderó de la erección de JaeJoong.
El otro hombre gimió cuando el puño de YunHo envolvió su polla, y YunHo casi
podía oler el incremento de su placer, en su necesidad. Su cabeza nadaba con el
deseo de satisfacer a su vínculo, para consumar este anhelo, y no creía que
pudiera soportarlo mucho más tiempo.
Sin decir una palabra, YunHo aplastó sus labios contra los
de JaeJoong. Al igual que antes, su compañero se rindió a su dominio. JaeJoong
envolvió sus brazos alrededor del cuello y sus piernas alrededor de la cintura
de YunHo, como si tratara de acercar sus cuerpos aún más. Sus respiraciones se
mezclaban, sus lenguas enredadas, y YunHo bebió en el sabor de la sumisión de JaeJoong.
Quería más, mucho más. Quería estar en el interior de su compañero.
Rompió el beso, jadeando con fuerza, y se enfrentó a JaeJoong.
—Última oportunidad, bebé. Si no quieres esto, dímelo ahora,
porque no creo que vaya a ser capaz de detenerme después.
En respuesta, JaeJoong lo acercó de nuevo y aplastó sus
labios juntos. Cuando la necesidad de respirar los forzó a separarse, JaeJoong
dijo con voz entrecortada.
—¿Eso responde a tu pregunta?
Sí, lo hacía, y YunHo ya no podía contenerse. Rebuscó en la
mesita de noche y sacó la botella de lubricante que guardaba ahí. Sus manos
temblaban mientras abría el tubo. Robó otra mirada a su compañero, las dudas
poco características corriendo a través de él casi le daba miedo. Era un Alfa.
No se cuestionaba a sí mismo. Y sin embargo, ahí estaba, reticente a tomar lo
que más deseaba en el mundo.
La sonrisa en el rostro de JaeJoong lo tranquilizó, y YunHo
vertió lubricante en sus dedos y se inclinó a los genitales de su pareja. JaeJoong
levantó sus piernas y expuso su agujero a la codiciosa mirada de YunHo. Frotó
los dedos resbaladizos por el diminuto pliegue, casi volviéndose loco ahí mismo
cuando JaeJoong empujó su culo hacia él en una súplica sin palabras.
Muy lentamente, insertó un dígito dentro del pasaje de JaeJoong,
casi temeroso cuando el cuerpo de su compañero chupó el dedo justo hacia
adentro. Experimentalmente empujó dentro y fuera, probando cualquier molestia,
pero sólo podía ver y sentir el placer dentro su pareja.
—Más, YunHo, por favor—, rogó JaeJoong. —Dame más. Jódeme.
YunHo intentó hacer precisamente eso, pero no todavía. Puede
que estuvieran en una habitación de un hotel, pero el vínculo entre ellos
todavía hacía que esto fuera especial. Esta era su primera vez juntos, y YunHo
aprovecharía y disfrutaría cada momento de eso. Sonrió a su compañero y bajó su cuerpo sobre JaeJoong.
Comenzó a presionar ligeros besos como plumas sobre su compañero, arrastrando
su lengua sobre cada centímetro de piel cremosa. Pasó la lengua sobre la
clavícula de JaeJoong, sorprendido cuando su futuro amante se arqueó contra él,
jadeando. Parecía que había encontrado un punto sensible. YunHo exploraba a JaeJoong sin descanso, aprendiendo dónde
le gustaba que lo tocaran. Se demoró en los urgentes pezones mucho más tiempo
del que JaeJoong parecía esperar. Había querido tocarlos y chuparlos en la boca
desde que había visto por primera vez a JaeJoong desnudo. Las pequeñas
protuberancias se endurecieron y respondieron a sus caricias, y YunHo mordió la
traviesa carne, probando el umbral del placer y dolor de JaeJoong. Una vez más, no estaba preparado para la reacción de JaeJoong.
Su compañero se retorció debajo de él, enroscándose como un animal salvaje, rogando
y suplicando casi incoherentemente. No quedaba nada ahora de la remilgada y
apropiada fachada que la ardilla utilizaba. YunHo se dio cuenta ahora de que
era una máscara, tal vez una especie de coraza defensiva. Contra qué, YunHo no sabía, pero se prometió que lo
averiguaría y protegería a JaeJoong de cualquier cosa que pudiera hacerle daño.
Por el momento, sin embargo, YunHo no podía soportar
torturarlos a ambos más tiempo. Brevemente abandonó su exploración del cuerpo
de su compañero, embadurnó su pene y lo posicionó en el orificio de JaeJoong.
Sosteniendo la mirada febril de JaeJoong, empujó en el interior, al mismo
tiempo prestando especial atención a fin de no hacer daño a su pareja.
Centímetro a insoportable centímetro, trabajó en la polla, hasta que al fin, se
deslizó dentro de su meta.
Por unos momentos, YunHo permaneció inmóvil, la mitad para
permitir que JaeJoong se acostumbrara a la penetración y la otra mitad para su
propio beneficio. JaeJoong estaba tan apretado, tan caliente en el interior, y YunHo
pensó que si se movía una pulgada más, encontraría su clímax y todo habría
terminado antes de que realmente comenzara. Claro, los hombres lobos tenían la
resistencia paranormal de su lado, pero YunHo no quería decepcionar a su pareja
y correrse como un cachorro, especialmente no después de toda la preparación.
Anhelaba amar a JaeJoong a fondo, poseer cada centímetro de él, reclamarlo como
suyo. Debería haber sido difícil mantener esta posición de la
manera que JaeJoong apretaba su polla, pero extrañamente, no fue así. Los ojos oscuros como la noche de JaeJoong se deslizaron sobre él, y cuando sus miradas se
sostuvieron, YunHo se sintió catapultado a una realidad diferente, una donde
todo era posible y sólo los dos existían. Su cuerpo se movía sin que su mente lo reconociera. Poco a
poco, se retiró de JaeJoong y volvió a empujar dentro.
El movimiento poco profundo no era nada más que provocación,
pero seguía enviando zarcillos de placer por la columna vertebral de YunHo. Su
conciencia atada a la de JaeJoong, comenzó a moverse más rápido, más duro. Los gritos de su compañero aumentaron de volumen, dulces y
agudos, casi como un suspiro chirriante. YunHo lo reconoció como el sonido del
placer de JaeJoong. Su lobo quería aullar a su unión, a la perfección de sus
cuerpos que se movían juntos y la aceptación de JaeJoong de su vínculo. En su
lugar, YunHo aumentó el ritmo, siempre con el objetivo de la próstata de JaeJoong.
JaeJoong empujó de nuevo, follándose a sí mismo en la polla de YunHo, su
necesidad y éxtasis fluyendo sobre YunHo como un maremoto.
Con el placer cada vez mayor, no pasó mucho tiempo para que YunHo
estuviera al borde del clímax. Sus colmillos le dolían ahora con el deseo de
probar la sangre de JaeJoong, para marcar y reclamar a su compañero. Pero un
rastro persistente de razón retuvo a YunHo. No podía hacerlo, no todavía, no
sin consultar con JaeJoong en primer lugar. En cambio, presionó los labios
contra los de JaeJoong en un desesperado beso final. Era demasiado poco y
demasiado todavía. YunHo se enterró a sí mismo una vez más en el interior de JaeJoong
y se corrió, todo su ser tensándose con el poder de su clímax.
Calor salpicó contra su estómago, y el olor de la esencia de
su compañero llenó el aire, diciéndole que JaeJoong se había corrido también.
Sólo hizo las cosas mejor, imposibles también, y la mente de YunHo casi se
fundió por la intensidad de su orgasmo. Todos y cada uno de los segundos se
convirtieron en una vida, una eternidad en la que vio y sintió el corazón de JaeJoong.
Siguió y siguió, hasta el punto de que cuando la niebla
comenzó a disminuir, se sentía agotado, no sólo física, sino también
emocionalmente.
Por algún milagro, se las arregló para rodar fuera de JaeJoong
y no aplastar a su compañero con su corpulencia. Sintió una punzada de pérdida
cuando su polla, ahora agotada, dejó el cuerpo de JaeJoong, pero la leve
aprehensión se fundió en una comodidad y afecto cuando su compañero se abrazó a
su pecho.
Un pequeño sonido de arrullo escapó de los labios de JaeJoong,
y el corazón de YunHo se exprimió por la emoción. Pronto, reclamaría a JaeJoong
como se merecía. Hasta que ese día llegara, haría cualquier cosa para mantener
a su compañero a salvo y asegurar su vínculo.
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