Extrañamente, la Navidad no fue el momento más
solitario de MinHo, a pesar de que estaba solo. Su familia era solo su hermano
mayor al que había adorado, pero ya que SiWon tenía un problema con que el
fuera gay, no se mantenía en contacto. MinHo envió regalos a sus sobrinas y
sobrino, pero era algo bueno no esperar nada a cambio, porque nada consiguió,
ni siquiera una nota de agradecimiento.
En cuanto a su familia de acogida, era
demasiado caro para volar en esta época del año. Aunque el próximo año... le
había dicho a los Kim que lo esperaran. Ya estaba ahorrando para eso, y ya
había solicitado tiempo libre en Recursos Humanos.
Una de las cosas que amaba de la temporada era
comprar regalos de Navidad. Había leído una historia en línea una vez, sobre
una madre que trajo a casa recuerdos de todas las vacaciones que tomo. No eran
solo para su hijo, sino también para su novio, a pesar de que durante mucho
tiempo no había tenido uno. A MinHo le gustó tanto la idea que había empezado a
hacer algo similar. El problema era que no había tenido a nadie a quien
regalárselos, y había guardado los regalos, esperando que el próximo año fuera
mejor.
Todos los años iba a Goodwill (3) y compraba
algo que en particular llamara su atención. Podía ser una figura de acción de
los años 80, un modelo de goma de una de las películas clásicas de monstruos de
Universal Estudios, un caballo de estaño del tamaño de su dedo meñique, un
comic de los cuatro fantásticos: había tenido un flechazo desde que vio por
primera vez la serie de dibujos animados un sábado por la mañana.
Sabía que todo el mundo pensaba que Johnny
Storm era caliente sin juego de palabras, pero el gran hombre naranja era el personaje
que le llegaba. Llevaba a su casa los artículos, los envolvía y los guardaba
para un futuro amante. En su mayoría, no eran más que pequeñas cosas tontas,
pero esperaba que le agradaran.
Este año, cuando se fue de compras, fue a una
pequeña tienda de antigüedades justo al lado del mercadillo de alimentos
orgánicos. MinHo encontró una caja llena de soldados de plomo pintados de gris
confederado. El líder, con su sombrero de plumas y espada extendida, se veía
particularmente elegante. MinHo se preguntó si la estatuilla se basaba en un
general real y si había sido herido en batalla como indicaba su única pierna en
la montura. Eso era muy inteligente, si lo pensaba, pero
no quería admitir que lo había comprado con su jefe en mente.
Así que cuando se enteró de que los gemelos de
la señora Jung -niño y niña- nacerían en diciembre, fue de compras para ellos.
Nordstrom y Neiman Marcus estaban fuera de su rango de precios, incluso con su
bono. El señor Shim había despedido a otro, pero había una pequeña tienda a
pocas cuadras de distancia del edificio donde trabajaba que tenía todo lo que
estaba seguro que a la señora Jung le gustaría. Compró dos canastillas con los
colores apropiados, un vestido rosa con volantes, un traje de niño pequeño que
era tan lindo y zapatos pequeños para los dos. Por primera vez lamento que
nunca tendría hijos. Y, por supuesto, no había sido capaz de
resistirse a una visita a Build-A-Bear. (4)
Se dirigió a la casa en Mount Holly, casi
cambió de idea cuando vio todos los carros estacionados en la calle y en la
acera. Bueno, no esperaba una invitación para quedarse. Solo dejaría los
presentes y se iría. Tal vez iría al cine... Rara vez nevaba en la ciudad, pero
ahora copos empezaban a caer. No se molestó en apresurarse. Para cuando llego a
la puerta, se había detenido. Sus brazos estaban llenos, así que uso su codo
para tocar la campana, y Jung YunHo abrió la puerta.
-¡MinHo!
-Hola, señor Jung. -Lo había conocido en la
barbacoa de Shim, Shim, y Park del cuatro de julio. La señora Jung había
insistido en que se sentía lo suficientemente bien como para ir, y había sido
maravilloso verla, aunque en shock. Su fecha de parto estaba a cinco meses de
distancia, pero parecía que llevaba un par de pelotas de playa debajo de la
ropa y no que llevaba a dos niños pequeños- Solo quería darte estos regalos
para los gemelos.
-Gracias. Eso es muy amable de tu parte.
Entra. Jejuko te lo va a agradecer.
-Tienen compañía...
-Cuantos más mejor. Y por favor, dime YunHo.
Estoy a punto de ser papá, y señor Jung me hace sentir viejo.
El señor Jung, YunHo, lo agarró del brazo y lo
jaló dentro de la casa, casi haciéndole perder los regalos que sostenía. Lo
condujo a un cuarto grande que podría caber todo su departamento cómodamente.
En un rincón había un Abeto Douglas de unos tres metros, su aroma llenaba la
habitación y se mezclaba con el de la leña en la chimenea. El árbol de Navidad
era grueso, las exuberantes ramas estaban cubiertas de guirnaldas de luces
parpadeantes y adornos de todo tipo. Debajo del árbol había montones y montones
de regalos, y por el papel de regalo, era fácil darse cuenta de que la mayoría
de ellos eran para los bebes.
-Es un árbol hermoso.
-Jejuko insistió en uno vivo este año. Vamos a
tener una avalancha de agujas para cuando sea Navidad, pero vale la pena verla
tan feliz. Pasa, pasa. Jejuko, mira quien está aquí.
-¡MinHo! Estoy tan feliz de verte. ¿Conoces a
todos?
El señor Shim estaba allí. Por su expresión,
se sorprendió al ver a MinHo, con los brazos llenos de regalos que apenas podía
ver por encima de ellos.
-Hola, señor Shim.
-Hola Choi.
MinHo no conocía a nadie más, no debería haber
llegado sin avisar- Señora Jung, no era mi intención interrumpir. Solo quería
dejar esto.
-Quiero que me llames Jejuko. Y no
interrumpes. -Si estaba grande en la barbacoa del cuatro de julio, ahora ella
era enorme. Esperaba que no tuviera los gemelos en ese momento- Es maravilloso
verte, MinHo. Quédate y toma una copa con nosotros.
-No bebo, pero voy a tomar un refresco ¿Así
está bien?
-Desde luego. YunHo.
-Por supuesto. -Su marido le sonrió, su mirada
estaba tan llena de amor que hizo que el corazón le doliera a MinHo. YunHo
salió corriendo de la habitación, regresando pronto con un vaso de soda- Espero
que una Pepsi sea de tu gusto.
-Está bien. -MinHo le sonrió y tomo el vaso-
Gracias.
-¿Por qué no te sientas junto a ChangMin?
Eso causo algunas miradas descontentas de las
mujeres que no tenían idea de que su jefe era gay y de los hombres que lo
sabían y matarían por tener el lugar de MinHo.
-Uhm...
El señor Shim dio unas palmaditas en el
espacio vacío a su lado en el sofá y MinHo se sentó, asegurándose de dejar algo
de distancia entre ellos y tratando de no ser obvio.
-Realmente no tenía intención de auto invitarme
-susurro.
-Yo hice lo mismo, y me alegro de que hayas
llegado. No conozco a ninguna de estas personas.
¡Pero están muriendo por conocerte! MinHo
pensaba. Busco un tema inocuo- ¿Cuáles son sus planes para Navidad?
-Voy a dejar la oficina en las buenas manos de
Van Heusen, y volaré a la costa oeste.
-¿Negocios? -MinHo sabía que el señor Van Heusen era uno de los altos ejecutivos. Cuando aún era ayudante de la señora
Jung, había sido enviado a la oficina del señor Van Heusen un número de veces,
y el hombre siempre lo había tratado decentemente, a diferencia de uno de los
otros ejecutivos que hacían sentir a MinHo muy incómodo.
-Tengo una vida fuera de la compañía -dijo el
señor Shim secamente.
MinHo agachó la cabeza. Era una buena cosa que
no se ruborizara mucho de lo contrario se habría dado la vuelta con las
mejillas con un fuerte tono de color rojo.
-Sin embargo, en este caso, tienes razón.
Aunque una vez que resuelva el negocio, voy a tomar unas largas vacaciones.
¿Llevaría a su último novio? Por supuesto
MinHo no pregunto, no era de su incumbencia. Pero ahora que lo pensaba, había
pasado un tiempo desde que el señor Shim le había enviado a alguien las rosas
rojas que significaban el inicio de un nuevo romance.
Le ofreció una sonrisa nostálgica- ¿Tiene
familia allí?
-Sí. Mi hermano YooChun se encarga de la rama
de la costa oeste de Shim, Shim y Park.
-Correcto. Lo siento, debí recordarlo.
El señor Shim le dio unas palmaditas en la
rodilla a MinHo. Si hubiera palmeado un poco más... MinHo tomo un trago de su
refresco rápidamente y empezó a ahogarse.
-Lo siento.
Shim empezó a golpear su
espalda, con fuerza.
-Estoy bien. Estoy bien.
-¿Quizás te gustaría ir al tocador? -Un hombre ubicado al otro lado de él sugirió.
MinHo se giró para darle toda su atención. Era
castaño y tenía ojos hambrientos, y en ese momento estaban fijos en el señor
Shim.
-Es muy amable tu sugerencia. -Se tragó un
suspiro. Este hombre era simplemente el estilo de su jefe. Pero antes de que
pudiera levantarse, el señor Shim aumento la presión sobre la rodilla de MinHo.
-Dijiste que estabas bien.
-Sí.
-Bien. Podemos regresar a nuestra
conversación.
El hombre a su otro lado gruño en voz baja, y
MinHo se sintió tentado a darle una engreída sonrisa, o quizás cruzar sus ojos
con él, pero no lo hizo. Le dio al hombre una sonrisa amable y se giró hacia el
señor Shim- Entonces, ¿Se quedara con su hermano?
-Sí. Él va a tener a sus hijos durante las
vacaciones, y quiero aprovechar eso. Ya muy rara vez los llego a ver.
-No he visto a mis sobrinos en unos seis años.
-Qué triste. ¿Te importa si te pregunto, por
qué?
Se encogió de hombros- Soy gay.
-Ah...
-¿Puedo desenvolver estas ahora? -Jejuko había
estado viendo los paquetes que MinHo coloco a su lado en el sofá de dos plazas.
-Si, por favor. Si no te gusta algo, el dueño
de la tienda prometió que podría ser devuelto. -En el tiempo que le tomo
decirlo, ella había arrancado el papel y abierto las cajas que contenían la
ropa.
-Oh, no, ni en sueños devolvería algo, MinHo.
Son una maravilla. ¡Miren todos! -Ella levanto la pequeña ropa para que todos
la vieran.
Todos estuvieron de acuerdo con su anfitriona
cortésmente, pero podía ver que estaban torciendo sus labios a lo que él había
elegido. ¿Era tan malo? Dio un salto cuando el señor Shim le murmuro al oído.
-No te preocupes por eso. -El habría visto las
miradas que le estaban dando a MinHo?- Estoy seguro de que los elegiste con
amor. Jejuko está feliz con ellos.
No pudo evitar darle una mirada de
agradecimiento al señor Shim. Y luego Jejuko grito.
-¿Qué? -Empezó a levantar sus pies. Si hubiera
un ratón, se subiría al sofá.
El señor Shim le tomó el brazo.
-A ella le gustan los osos. Esa fue una idea
muy inteligente.
-Gracias, señor.
-Debería haberte enviado a comprar regalos de
Navidad para mi sobrina y sobrino.
-Usted es el jefe.
Y a MinHo no le hubiera importado. El señor
Shim raramente le pedía algo. Una taza de café cuando MinHo iba por una para
él, un bocadillo solo si iba a salir, y entonces el señor Shim le daba un par
de billetes para cubrir ambos almuerzos. En cuanto a las horas extras, siempre
le preguntaba a MinHo si estaba disponible. Incluso si no lo hubiera estado,
MinHo habría dicho que sí.
-MinHo, ¡Estos osos son perfectos!
Ella los abrazo. Uno de ellos llevaba un traje
rosado y tenía cintas de color rosa sujetas a las orejas, mientras que el otro
llevaba el uniforme de los Charlotte Hornets. (5)
-Estoy feliz de que te gusten. Pero ahora creo
que mejor me voy. -Las miradas hostiles le hacían sentirse incómodo- Gracias
por el refresco. -Deja el vaso sobre una montaña al final de la mesa.
-¡Oh, no! -Jejuko parecía decepcionada de que
se fuera, eso era muy amable de su parte.
-Lo siento, le prometí a unos amigos reunirme
con ellos para cenar.
-Bueno, si tienes que irte... Gracias de
nuevo, MinHo. Todo es perfecto. Iras a ver a JiYool y YunSeo después de que
nazcan, ¿Verdad?
-Me encantaría. Muchas gracias.
-Yo también me voy, Jejuko -dijo Shim.
-¿Tienes que irte? -Le dio un vistazo a y a MinHo, y luego sonrió, lo que hizo que
MinHo se preguntara que encontraba tan divertido- Si, creo que tienes que hacerlo. Ten cuidado ChangMin, y si regresas
de Los Ángeles cuando los gemelos lleguen, espero que vengas a visitarme al
hospital.
YunHo acompañó a MinHo a la puerta principal,
por lo que se le pasó lo que el señor Shim dijo.
-Gracias por los encantadores regalos.
MinHo... Jejuko y yo nos hemos encariñado de ti. Por favor, ven a visitarnos
cuando quieras.
-Gracias, YunHo. Y si alguna vez necesitas una
niñera, no dudes en llamarme. -Se dieron la mano, y el salió de la casa.
El cielo encapotado que había decidido que
nevara antes, ahora formaba una ligera llovizna. La lluvia realmente no era su
forma favorita de precipitación. Se subió el cuello y se dirigió hacia su carro.
-Un momento, Choi. -Su jefe salió a grandes
zancadas tras él. Dios, el hombre era poesía en movimiento.
-Sí, señor. -Devolvió sus pensamientos de como
el señor Shim se movía.
-¿Puedo pedirte un aventón?
-Por supuesto, señor.
-Te lo agradezco. YunHo y Jejuko son gente
maravillosa, pero no puedo decir lo mismo de sus amigos, especialmente ese
castaño que estaba del otro lado de ti. Si tuviera que quedarme un rato más
esperando un taxi, hubiera tenido que darle un puñetazo en la nariz para proteger
mi honor.
¿Hubiera protegido tu honor? Espera, ¿Había
dicho eso en voz alta? Pero no, el señor Shim no parecía molesto. Gracias a
Dios que no se le salió.
-A decir verdad, le importa demasiado sí mismo. -Abrió
las puertas de su Nissan Versa y entró- Te... es decir, si usted no está
haciendo nada, ¿Le gustaría cenar conmigo? -Oh, eso fue inteligente, Choi. ¿Estas
tratando de conseguir que te despidan?
-¿No se molestarían tus amigos?
-No, para nada. Están todos en Nueva York.
La comisura de su boca se inclinó hacia arriba
en una sonrisa- ¿Una pequeña mentira blanca?
-Uhm... -No muy pequeña y decididamente no
blanca, pero él no lo diría.
-Yo... -En un abrir y cerrar de ojos, el
rostro del señor Shim se volvió inexpresivo- Me temo que voy a tener que pasar.
-Por supuesto. -MinHo no sabía si sentirse
aliviado o herido. ¿Qué estoy pensando? ¡Por supuesto que me siento aliviado!- ¿Dónde
puedo dejarlo?
-En el trabajo. Tengo algunas cosas que poner
al día.
-¿Me... necesita?
-Gracias, pero eso no será necesario. -¿Había
un atisbo de arrepentimiento en su voz?
-Muy bien, señor Shim. -No, por supuesto que
no. MinHo cerró el cinturón de seguridad, y una vez que su jefe había hecho lo
mismo, se dirigió a la calle North Tryon.
-*-*-*-
Notas:
(3) Tienda de artículos de segunda mano
donados y vendidos a precios económicos.
(4) franquicia de tiendas en que se fabrica
el oso de peluche a su gusto.
(5) Charlotte Hornets, equipo profesional de
basquetbol de Charlotte, Carolina del Norte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario