ChangMin le entregó a YooChun las llaves y subió en el
asiento del pasajero. Necesitaba encontrar un vuelo que no fuera dentro de
varios días ni que le tomara doce horas y recorrer ocho ciudades antes de
llegar a su hogar. Así, que mientras que su hermano entraba al tráfico, entró a
sitios web de aerolíneas tras otro. Finalmente, fue capaz de reservar un vuelo
que saldría a las seis de la mañana siguiente. YooChun llegó al
estacionamiento del hotel y buscó un lugar disponible.
- Jesús, ¿Es Miami el
nuevo destino para el Día de San Valentín?
-Esta es la temporada, ¿Recuerdas? Todo el que puede viene
aquí en febrero.
-¿Huh? ¡Ahí estás, hijo de puta! - YooChun se dirigió al
pequeño espacio que no se veía lo suficientemente grande como para que ajustara
al Cadillac, y sin poder evitarlo, Min se agarró del tablero. Por supuesto,
YooChun se dio cuenta y cloqueó como una gallina.
-No es gracioso.
-¡Si, lo es! Vaya, Shim ChangMin intimidado por cómo maneja
su hermano ¿eh?
-Sabes puedo reemplazarte por un cachorro.
-Quizás, pero me amas, y no harías eso.
No, él supuso que no lo haría. Salieron del carro de
alquiler y cruzaron el estacionamiento.
-Ahora ¿A qué horas es tu vuelo?
-No vas a estar feliz.
-¿Por qué?
-El primer vuelo que pude conseguir es mañana
a las seis. ¡Tienes que dejarme en el aeropuerto Internacional de Miami a las
cuatro de la mañana!
-Espera. ¿Tengo que dejarte?
-¿Vas a hacer que tome un taxi?
-¿No tienes amigos que puedan conseguirte un vuelo a una
hora civilizada?
-¿Crees que no lo he intentado? No hay nadie disponible. Todos
tienen planes para el Día de San Valentín.
-Está bien, así que supongo que nosotros nos levantaremos mañana
muy temprano.
-Creo que lo haremos. Y hasta que regrese, puedes conducir
el Cadillac.
-En ese caso, te perdono. ¿A qué hora llega tu vuelo?
-Doce veintiuno.
-¿Qué? Pero es un vuelo de dos horas.
-No cuando haces conexión en Chicago.
-¡Jesús!
-Sí, pero no importa. Llegaré aunque tenga que caminar.
Lo único que le había mantenido durante estas últimas semanas fue
la llamada telefónica que esperaba al final del día, aunque, tenía que
admitirse a sí mismo que no era suficiente. Sobre todo después de que se había dado
cuenta de que MinHo se masturbaba mientras hablaban. La última vez, después de
que había colgado, él también se masturbó. Min le dio a su hermano
una mirada rápida, pero YooChun estaba unos pasos delante de él. No había nadie
más
alrededor, y ChangMin aprovechó la oportunidad para ajustar sus pantalones. Entraron
en el vestíbulo del hotel, y fue a la recepción.
-Buenas tardes, señor Shim. ¿Cómo está hoy? - dijo, una
guapa rubia de pie detrás del mostrador.
-Estoy bien, Junko, gracias. ¿Cómo estás?
-Estoy bien, gracias. ¿Cómo está su papá? - se
encogió de hombros, y su expresión fue compasiva - Es duro cuando nuestros
padres se enferman - Ella miró más allá de él a YooChun - Estaré con usted
en breve, señor.
-No hay prisa. Yo estoy con él - YooChun empujó el hombro de
Min - ¿Nos presentas?
ChangMin se sintió tentado a rodar sus ojos. Amaba a
YooChun, pero era demasiado, algunas veces - Junko, él es YooChun, mi hermano. Debes
tener cuidado con él ¿eh? Busca 'lady-killer' (12) en el diccionario, y su
imagen estará ahí.
-Gracias por la advertencia - La expresión de Junko era
recatada, pero podía ver el interés en sus ojos.
-No le creas una palabra de lo que dice. ¡Soy un buen chico!
-No he dicho que no eras un buen tipo, pero sigues siendo un
lady-killer. YooChun. Ella es Kim Junko, la mejor recepcionista en Miami.
-¿De verdad? – YooChun se inclinó sobre el mostrador - ¿Estaría usted interesada en mudarse a Los Ángeles?
Si eres tan buena como Min dice, mi compañía podría usarte - YooChun le guiñó
un ojo, y luego le sonrió a Min - ¿Verdad?
-Me gusta estar aquí en Miami - Pero su tono sugería que
podía tratar de convencerla de lo contrario.
-Pero hay huracanes.
-Eso es cierto. Por otro lado, a ustedes les toca cosas
peores.
YooChun se quedó con la boca abierta, y ChangMin se rió. ¡Chica
lista!
Y a pesar de que estaba tratando de ahogar su propia risa, ChangMin
tenía la sensación de que YooChun había capturado otro corazón. Él
no tenía que preguntarse cómo su hermano lo hacía. YooChun lo tomó de su padre,
aunque no era como el playboy Shim MinChang cuando estaba en su apogeo - ¿Hay
algo que pueda hacer por usted, señor Shim?
-Sí. ¿Quieres imprimir mi factura? Saldré a las
tres y media mañana por la mañana.
-¿Espero que todo esté bien? Sé que mantuvo su estancia
abierta.
-Sólo tengo que ir a casa.
-La ciudad - dijo YooChun confidencialmente - Hay un bombón esperándolo.
-Eres un payaso, YooChun - Min se giró a Junko - Regresaré dentro de algunos días…
-¡Y vendrá con un acompañante!
-YooChun, ¿No hay otro lugar donde necesites estar?
-No.
-Sólo recuerda ese cachorro - Pero Min no pudo evitar reírse
cuando se giró de nuevo hacia la recepcionista - ¿Sería usted capaz de tener
una suite disponible cuando volvamos?
-¿Para usted, señor Shim? Eso no será un problema en
absoluto. Su cuenta - Junko se la entregó. Ella era muy bonita, aunque no era
quien movía su barco, y sus ojos brillaban cuando veía a YooChun. ChangMin sólo
esperaba que su hermano no le rompiera el corazón.
Mientras YooChun coqueteaba con Junko y Junko coqueteaba con
YooChun, él revisaba las cifras de la cuenta. No es que hubiera muchas, el
acceso a Internet y el uso del fax del hotel eran gratis. Uso del
mini-refrigerador y el servicio de habitación en esas noches cuando se quedaba
hasta tarde trabajando en los archivos que primero MinHo y luego la señora Hwang
le enviaba, pero los días los pasaba en las instalaciones de vida asistida o en
el hospital. No se había molestado con las películas nocturnas que ofrecían.
Satisfecho, él asintió - Cárguelo a la tarjeta de crédito
con la que me registré. Firmaré cuando baje.
-Sí, señor. Oh, llegó un regalo a su habitación antes.
-¿Un regalo?
-Una de esas cosas de arreglos de flores hechos de fruta.
-Hmm.
-¿Tienes un admirador secreto, Min?
-No - frunció el ceño ante YooChun - Gracias, Junko.
-De nada - Volvió a colocar la sonrisa en la cara algo más
profesional y se dirigió a una pareja que se había acercado al mostrador - ¿Puedo
ayudarles?
-Min, iré contigo.
-No tienes que venir
-Claro que sí. Parece que Junko va a estar ocupada. Y de
todos modos, quiero ver lo que tu admirador secreto te envió.
La forma en que YooChun seguía diciendo “Admirador secreto”
lo ponía nervioso. Él asumía... esperaba... que fuera MinHo el que hubiera enviado
el regalo, pero ¿Podría haber sido otra persona? Ese era un pensamiento
inquietante, por lo que lo empujó fuera de su mente.
-Muy bien, entonces, vamos a mi suite. Quiero hacer las
maletas y ducharme antes de tener que regresar al hospital.
-Y será mejor que lleves a mamá a cenar - Había una nota
irónica en la voz de YooChun, que Min, podía entender.
-Tienes razón - Su madre nunca se sentía cómoda comiendo
sola, aunque el personal del hospital le llevaba una bandeja a la habitación de
su padre, ella solo picaba - ¿Te has dado cuenta que ha perdido peso?
-¿Lo crees?
-No, estoy seguro. Dale una buena mirada cuando se quite el
abrigo… Todo esto le está afectando.
-Está bien.
-Gracias - ChangMin apretó el hombro de YooChun. Del mismo modo
que no se llevaba bien con su padre, sabía que YooChun no se llevaba bien con
su madre - ¿Elegimos Cangrejos Joey o La Palma? - Llegaron al área de los
elevadores, y Min presionó el botón - ¿Qué piensas?
-Todavía es temporada de cangrejo, y ya sabes cómo le gustan
- A YooChun le encantaban. Eso era algo que él había sacado de ella - Lo
positivo es que cangrejos Joey está a unos quince minutos del hospital. Lo
negativo es que hay largas filas y no hay reservación.
Hubo un ding cuando las puertas del ascensor se abrieron, y
entraron.
-Eso es cierto - Min presionó el botón al piso veinte, y
comenzaron el viaje hacia arriba - ¿Qué
pasa con La Palma? - Ese restaurante estaba más lejos del hospital, pero el
servicio era excelente. Y su pastel de queso llegaba desde Nueva York todos los
días.
-¿Sabes una cosa? - YooChun lo vio por el rabillo del ojo - De
repente tengo antojo de una de sus langostas.
Que podrían llegar a pesar hasta siete kilos. Min se tragó
una sonrisa - Muy bien, entonces La Palma.
-Creo que voy a comprar algunas rosas para ella.
-¿Para mamá? Eso es inesperado.
-Para Junko idiota.
-Bueno, ¿Cómo se supone que voy a saber hacia dónde tu mente
vaga?
-Min, te acuerdas de que mañana es el Día de San Valentín, ¿Verdad?
-Por supuesto que sí. De hecho, estoy deseando que llegue. -
¿Qué
tan extraño era eso? Durante los dos últimos años se había quedado solo en
casa. Este año, sin embargo, había pasado tanto tiempo pensando en MinHo que ni
siquiera había recordado que tenía que estar melancólico y beber - Ya superé lo
de KyuHyun.
-Si lo dices.
-No, ya lo superé. Tener a MinHo en mi vida es lo más
maravilloso.
YooChun le sonrió.-Pero sólo has dormido con él un par de
días.
-Hay más que sólo sexo. Es lindo y divertido y
yo… - No, él no podía decirle a YooChun lo mucho que disfrutaba cuando MinHo lo
tocaba. Su hermano se disgustaría de que se conformara con tan poco.
-Debes de tomarte tu tiempo para conseguir algo especial
para él.
-¿Debo? -Se quedó en silencio por un momento, y luego dijo - Eres
un buen hermano, YooChun.
-Lo intento - YooChun le dio una sonrisa de oreja a oreja - Pero lo que compres debe estar lleno de
agradecimiento.
-Quiero que sepas que aprecio todo lo que has hecho. Con papá,
con mamá y ahora con esto. No creo habértelo dicho antes.
-Bueno... bueno, de nada. No vas a ponerme todo sensible
ahora, ¿Verdad?
-No.
-Mira, no lo hagas. Porque esto es lo que hacen los hermanos
uno por otro.
ChangMin lo abrazó. Podrían estar en desacuerdo acerca de
sus padres, pero ellos siempre estaban allí para el otro. El elevador llegó a
su piso, y salieron al pasillo hasta la habitación que YooChun había reservado
para él. Sacó su tarjeta y abrió.
-Después de ti.
-Siempre tienes modales tan buenos.
-Lo intento -Él imitó a su hermano.
-Eres… - YooChun dejó escapar un silbido largo y bajo.
-¿Qué? - ChangMin lanzó un silbido. En la mesa de café en la
sala estaba un arreglo enorme de capullos de rosa, por lo menos tres docenas.
Se acercó y tomó la tarjeta, la estudió, y se carcajeó.
-¿Quieres compartir la broma, Min?
Sin dejar de reír, sacó una rosa y se la entregó a YooChun -
Está hecho de fruta.
-Así es, Junko dijo algo al respecto. ¿De
quién
es?
-Dulces frutas.
-Sabes lo que quiero decir. No me mantengas en suspenso.
Min giró la tarjeta y la leyó - ¡Feliz Día de San Valentín
para mi jefe favorito! Te extraño. Es de MinHo - Tomó una rosa para sí mismo,
la mordió, y luego tuvo que acariciar su barbilla para recoger el zumo. Era una
fresa rociada de chocolate negro para dar la apariencia de pétalos.
-¿Vas a darle las gracias?
-¿Lo dudas? - lamió el jugo de la mano y sacó su Smartphone.
Por costumbre revisó su correo electrónico y encontró que había recibido un
mensaje personal a su cuenta de correo electrónico. ¿Quién era soy_tu_marioneta@aim.com?
“Siempre has
preguntado acerca de la canción que me gusta tararear. Espero que la disfrutes
tanto como la fruta”.
¿MinHo? Un archivo de música adjunto.
Descargó la aplicación del archivo MP3, y comenzó a tocar la
canción que siempre estaba tarareando MinHo. Escuchó el primer verso - Así que
eso es lo que es.
-¿Huh? - YooChun estaba metiéndose otra fresa a la boca.
-La canción que te dije que MinHo tarareaba, y que me volvía
loco. Escucha. - ¿Podría MinHo ser suyo para tenerlo y sostenerlo? Sonrió con
ironía a su hermano - Maldición, tengo un nudo en la garganta.
-Creo que deberías tenerlo.
-Creo que tienes razón. Sabes... ha llegado el momento de
conseguir a un nuevo abogado.
-Está bien. Ya era hora.
-Más vale tarde que nunca, ¿Eh? - inclinó la cabeza y observó a
su hermano - Nunca le envié rosas a
MinHo.
-¿No? Entonces, ¿Qué vas a hacer? Oh, esto es bueno - YooChun
murmuró alrededor de otra fresa rosa.
-Deja algo para mí, hermano. .Y en cuanto a lo que iba a
hacer... - Él sonrió ampliamente, programó las instrucciones en su teléfono,
y luego llamó a Jejuko.
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Notas:
(12) Aunque literalmente seria asesino de mujeres, se usa
para referirse a un seductor, casanova o Don Juan.
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