A MinHo le encantaba trabajar en Shim, Shim y
Park. Había empezado allí hacía siete meses, después de tener que dejar la
universidad. Esos meses habían sido difíciles, nadie estaba contratando a un
casi secretario ejecutivo, por lo que había acudido a una empresa de empleos
temporales, haciendo cualquier trabajo que pudieran encontrar para él.
Capturaba datos, recogía el correo, atendía a representantes de servicios y a
clientes: no estaba orgulloso. Pero necesitaba el dinero para el alquiler, para
la comida, para hacer los pagos del préstamo de su beca y de su Nissan Versa de segunda mano, que en realidad había tenido tres dueños antes, por lo que
tomaba lo que le ofrecían.
Era una solitaria Navidad, ya que no tenía a
nadie que la pasara con él, se había alejado de sus amigos de la universidad
después de que se había ido. Incluso si hubiera querido visitar a la familia de
acogida que había sido tan amable con el cuándo había vivido con ellos, no
podían pagar los boletos de avión. Aparte de eso, llovía.
Por supuesto que tenía la tradicional cena
navideña: pavo relleno y salsa, frijoles verdes con arándanos, puré de papas y
un par de manzana, pero todo era cortesía de las damas en su congelador, Marie Callender
y Mrs. Smith. (2) Pero entonces llego el mejor regalo de
Navidad, aunque era un poco tarde. Cuatro días después de la Navidad, la
agencia le dijo que al iniciar el nuevo año, lo contratarían en Shim, Shim y
Park.
-Es temporal -le advirtieron, y le entraron
ganas de reír. Después de todo, ¿Acaso no todos los trabajos de la agencia eran
temporales?
Así que el tres de enero, llego a Recursos
Humanos, se le dio un curso intensivo sobre el uso de su sistema telefónico, y
se le envió al piso cuarenta, donde fue asignado a la señora Jung, la
secretaria ejecutiva de Shim ChangMin , el director general de la empresa. Se
había dado cuenta de que él y el señor Shim eran casi de la misma altura, pero
mientras el hombre para el que trabajaba era algo moreno, MinHo tenía el tono de piel mediamente claro y el cabello y los ojos oscuros.
El señor Shim también era magnifico, pero
MinHo no era un tonto. Había leído el manual de la compañía. No se permitían
citas dentro de esas paredes, así que metió su lengua en la boca y trabajo
duro. Seis semanas después, MinHo estaba decidido a
ignorar el hecho de que era el Día de San Valentín. Y aunque ni siquiera podía
recordar cómo se llamaba el del año pasado, pasaría el día solo. Dio unos
golpecitos en la puerta de la señora Jung.
-Tengo una carta que debe ser firmada por el
señor Shim.
-Él no está.
-Oh. Pensé que podría habérseme pasado... Él
no está enfermo, ¿verdad?
Había mucha gripe dando vueltas en el
edificio. Por alguna razón, MinHo parecía nunca atraparla. ¡Toco madera!,
pensó, y vio a su alrededor, pero no había madera en la habitación excepto el
escritorio de la señora Jung. Apresuradamente se tocó la cabeza aliviada de que
ella no viera su acción.
-No, el señor Shim no está enfermo. Es que San
Valentín no es un buen día para él -Su expresión dejaba claro que no estaba
contenta de haber revelado esa información.
-Lamento escuchar eso, aunque me alegro de que
no esté enfermo -MinHo entendía el malestar de ese día. Sin embargo, tan
intrigado como podría estar, no iba curiosear- Señora Jung, ¿Qué voy a hacer
con esta carta? Tiene que estar en el correo hoy.
-Dámela -Tomo una pluma.
-Sí, señora -Una buena secretaria ejecutiva
podía hacer la firmar de su jefe incluso mejor que su jefe. Y la señora Jung
era una excelente secretaria ejecutiva.
~*~*~*~
Cuando el señor Shim cruzo la oficina de MinHo
la mañana siguiente, fue con su usual rápido paso, aunque tenía los ojos
inyectados en sangre y parecía cansado.
-Buenos días, señor -murmuro en voz baja
MinHo, en caso de que el jefe tuviera resaca. «No es asunto tuyo, Choi», se
dijo así mismo.
-Buenos días, Choi -Incluso si hubiera bebido
demasiado el día anterior, su voz seguía siendo profunda y sexy.
MinHo fue ignorado mientras atendía las tareas
de la mañana. Evitarle visitantes inesperados al jefe había
sido una de las clases favoritas de MinHo, y aunque no ocurría a menudo, cuando
sucedía él hacía buen uso de sus lecciones. Sin embargo, si alguien se le pasaba a MinHo,
aún tenían que pasar por la Señora Jung. Aunque se llevaba muy bien con ella,
había visto por sí mismo lo difícil que podía ser cuando quería. Una mañana,
unos tres meses después de que comenzó a trabajar para la empresa, un hermoso
castaño llegó.
-Hola, cariño -susurro el castaño, moviendo
sus imposiblemente largas pestañas- No recuerdo haberte visto antes. ¿ChangMin
te ha estado ocultando de mí?
-No. ¿En que...?
-¿Desde cuándo estas aquí?
-Desde el comienzo del año. ¿En que...? -MinHo
intento una vez más.
-¿Cómo te llamas, precioso?
-Choi. ¿Qué puedo hacer...?
-Ese no, ángel. Tu primer nombre.
-Señor.
-Está bien. Sera a tu manera. -El castaño hizo
un puchero- Bueno, quien quiera que seas, soy Sang MinKyung. Has oído hablar de mí, ¿Verdad?
-Me temo que no, señor Sang -admitió y luego
pregunto apurado- ¿En qué puedo ayudarle? -No sonrió en señal de triunfo, era
demasiado profesional para eso... pero quería. Por fin había conseguido hacer
la pregunta completa.
MinKyung frunció el ceño- ¿Estás seguro de que
no has oído hablar de mi? El observador tenía un buen artículo acerca de mí el
domingo pasado.
-Lo siento, solo leo el Diario Charlotte
Business -Lo cual era una mentira, pero había conocido a tipos como este en los
clubes, en la época que iba, que conseguían todo con su aspecto y esperaban que
todo el mundo se inclinara ante ellos.
-Si las cosas no fueran tan... -La expresión
de Sang era amarga...- Dile a ChangMin que estoy aquí para verlo, precioso.
MinHo reviso la lista de las personas que
tenían citas para ver al señor Shim- Lo siento, no estas...
-¡Soy su novio! Incluso si no estoy en esa
lista de mierda, siempre me ve.
Espera, ¿El señor Shim es gay? Empujo ese
trozo de información al fondo de su mente- No puedo...
-Puedes. Solo que lo quieres para ti.
-Está muy equivocado, señor Sang -MinHo le dio
las gracias a su buena estrella de que su cutis no mostrara mucho su rubor. Por
supuesto que él quería al señor Shim, ¿Qué persona con ojos en su cabeza no lo
quería? Al principio, había tenido sueños eróticos con su jefe casi todas las
noches y todas las mañanas se despertaba cubierto de semen, ya que en esos
sueños, era jodido por uno de los hombres más poderosos de la costa este. Pero había
conseguido controlarse y ya había pasado bastante tiempo desde que se había
permitido pensar en su jefe de esa manera... El señor Shim no sale con sus
empleados, ¿Por qué habría de ser tan estúpido como para abrirme a un mundo de
dolor?
-¿Me estás diciendo estúpido?
"No, tú te lo estás diciendo
castaño~" Sintiendo que iba a decir esas palabras, MinHo mantuvo cerrados
sus labios.
-¡Tu perra! Dile a ChangMin que estoy aquí o
hare que te despidan.
-Ese ciertamente es su privilegio, señor Sang.
Pero me temo que tendrá que hacer una cita para hacer eso.
El castaño grito -literalmente chillo-, la
señora Jung salió de su oficina. Fue cuando MinHo la vio en acción. -¿Que sucede...? ah, MinKyung. Tengo que decir
que estoy sorprendido de verte aquí.
-Jejuko, esta persona se niega a dejarme ver a
ChangMin! Sé un amor y dile a Min que estoy aquí -Su tono se había vuelto
meloso.
-¿No recibiste sus rosas?
-Bueno, sí. Y quería darle las gracias en
persona. Esas hermosas rosas blancas, y con la punta dorada. -Pero parecía
inquieto.
-Si tienes las rosas, entonces también tienes
la nota. Por favor, vete ahora. Ya no eres bienvenido aquí, y no me gustaría
tener que llamar a seguridad para que te escolten afuera.
-Pero... no puede romper conmigo de esa
manera. ¡Fue solo un beso! -El tono de MinKyung había adquirido un decidido
gemido.
-Sus condiciones fueron muy explicitas, señor Sang. El espera monogamia, y a cambio la da.
Sus hombros se hundieron- Pero fue solo un
beso. ¡No significaba nada!
-Estoy segura. Quizás el caballero que te beso
te consolara. -Ella le palmeo el hombro y le dijo suavemente- Adiós, MinKyung.
-¿Esto sucede a menudo, señora Jung? -MinHo
pregunto una vez que el castaño se había ido.
-Me temo que más a menudo de lo que el señor
Shim se merece. No quiero andar contando chismes, pero cuando digo que él es
monógamo, es en serio. Sus relaciones antes de Sang MinKyung, difícilmente
podrían llamarse relaciones, ninguno de ellos duro más de unos pocos meses como
mínimo.
¿Unos meses? Eso no era un buen historial.
MinHo se sintió aliviado de no estar enamorado de su jefe.
-No sabía que el señor Shim era gay antes de
que llegara el señor Sang. -Esa era una de las razones por las que se había
permitido soñar con su jefe. ¿Qué daño podía hacerle fantasear con un hombre
Hetero?- No hace ninguna diferencia para mí -se apresuró a asegurarle.
Ella frunció el ceño y se sintió tentado de
agacharse debajo de su escritorio. ¿Pensaba que había dicho demasiado? MinHo
sabía que tenía la clase de rostro que animaba a la gente a confiar en él, y lo
que le decían, se quedaba con él. Sin embargo ella no lo sabía. ¿Estaba a punto
de ser despedido?
Pero en cambio, ella dijo- ¿Vas a decirme que
algunos de tus mejores amigos son gay?
-No. Quiero decir, que algunos de los chicos
que conocí en la universidad lo eran, pero en realidad no eran mis amigos. Y de
todos modos he perdido el contacto con ellos. -Dios, ¿Porque estaba divagando?-
Lo que iba a decir es que yo también soy gay.
-¡Oh, cariño! No vas a enamorarte de él, ¿Verdad?
Eso pasó con mi último asistente, y causo un sinfín de problemas.
-No. -Esa debía de ser la razón por la que
había sido contratado por la empresa de trabajos temporales.
Ella lo miro a los ojos, y luego asintió,
pareciendo satisfecha con lo que vio- Como sabes, el señor Shim no sale con
empleados. Vio lo que paso cuando su padre lo hizo. Eso casi destruyo la
compañía.
-Entiendo. -El también sabía que el señor Shim
estaba fuera de su alcance, especialmente si el castaño que acababa de salir
era tras los que iba. Pero un hombre no puede ser considerado responsable de
sus sueños, ¿Verdad?- ¿Puedo preguntarle si alguna vez ha tenido una relación
que duro más de unos pocos meses?
-La tuvo. Estuvieron juntos durante más de
seis años. Hasta que el caballero decidió que no era homosexual y se casó.
-Oh. Lo siento por su esposa.
-Yo también.
-Hm... ¿Al señor Shim le importaba mucho ese
hombre?
-Sí. Me inclino a pensar que es por eso que
comenzó a buscar hombres como Kim MinKyung. Siempre hay un ligero parecido...
-¿Cuánto tiempo ha pasado, si se me permite
preguntar? -No estaba seguro de cuanto estaba dispuesta a revelar.
Ella suspiro- Hace poco más de un año.
¿En el Día de San Valentín? MinHo recordó que su jefe se había tomado el
día libre. Pero, por supuesto, no pregunto. No era asunto suyo.
-El señor Shim siempre va por los castaños -La
señora Jung dijo- y en realidad tiene sentido que lo engañen. Desde el
principio les dice a sus parejas que quiere que sean monógamos.
-¿Incluso por un beso?
-Sí. Podrá comenzar con un beso, pero ira en
escalada. Y, por supuesto, tan pronto como el señor Shim lo descubre, considera
la relación terminada.
-¿Y las flores?
-Él tiene una floristería favorita, el Arco de
Cupido. Ellos toman tres docenas de rosas blancas y sumergen la punta en oro de
veinticuatro quilates, un regalo de despedida, y luego entregan la nota que
dice...
-¿Hasta la vista, baby?
Ella se echó a reír- En una manera de hablar,
si -De pronto ella se volvió un poco verde.
-¿Se siente bien?
-Disculpa -Corrió al baño compartido de sus
oficinas. MinHo pudo haberlo descrito como una carrera loca.
Y entonces sonó el teléfono y él lo respondió,
sacando los eventos de la mañana de su mente.
~*~*~*~
-Buenos días, señor Shim -dijo, mientras el
jefe se dirigía a su oficina.
MinHo había estado en la compañía durante cuatro
meses, y se encontró que lo disfrutaba cada día más y más, sobre todo desde que
había superado... el enamoramiento, a falta de una palabra mejor. Había ido a revisar los artículos del
Observador después de descubrir que el señor Shim era gay, y se enteró de que
cada uno de los hombres con los que había salido era tan blanco como Sang.MinHo no era tan blanco como ellos y no era
candidato para ser novio. Además al trabajar para el señor Shim, eran dos
strikes, pero aun así estaba out. Realmente era una buena cosa que hubiera
dejado de soñar con su jefe.
-Mi oficina ahora, Choi.
-¿Y la señora Jung...?
-¿Pregunte por ella?
-No señor. Lo siento. Estaré allí de inmediato
-Nunca había oído a su jefe irritado. Se aseguró de tener un bloc de notas,
lápices y una grabadora digital y corrió tras él.
El señor Shim estaba de pie junto a la pared
de ventanas, viendo hacia el resplandeciente sol mañanero de Charlotte- Me
disculpo por mi irritabilidad.
-No hay problema, señor -MinHo se sentó y se
dispuso a tomar notas.
-La señora Jung no estará hoy.
-¿Ella está bien? -Durante el último par de
semanas había estado fuera de la oficina más de lo que había estado dentro, y
una buena parte de su trabajo había recaído en él.
-Está bien. Bueno, tan bien como una mujer de
su edad que está embarazada de gemelos puede estar.
-Está embarazada. ¡Eso es maravilloso!
El señor Shim se giró y le frunció el ceño.
-Hm... ¿Eso no es maravilloso?
-No, por supuesto que lo es. Sin embargo, su
obstetra ha ordenado que se quede en reposo durante el resto del embarazo. Que
seria los próximos seis meses.
-¿Ella estará de baja por maternidad?
-Sí, desde ahora. Y una vez que los bebes
nazcan, ella estará fuera seis meses más.
-¿Ella va a estar fuera un año? -¿Y quién iba
a...?
-Vas a ser su reemplazo. -El señor Shim
respondió a la pregunta de MinHo.
-¿Yo, señor? -¿Trabajaría cerca de su jefe?
¡Era malditamente bueno que MinHo hubiera superado su enamoramiento!
El señor Shim continuo- Te he observado
siempre.
¿Lo había hecho? MinHo sentía calor en su
cara, y estaba agradecido que su tez no revelara mucho rubor. El señor Shim no
quiso decir nada personal con su comentario.
-Haces un buen trabajo. Jejuko, digo, la
señora Jung, piensa lo mismo. Ella coincide en que vas a ser un buen reemplazo.
¡Ahí tienes! ¿Te das cuenta? se dijo a sí
mismo. Todo es cuestión de negocios- Gracias, señor. Le agradezco su confianza
en mí. Me aseguraré de notificar a la agencia temporal.
-La señora Jung ya lo ha hecho. Vas a ser
contratado directamente por Shim, Shim y Park a partir de ahora.
-¿Pero cuando la señora Jung regrese?
-Claro que mantendrá su puesto abierto. Ella
ha sido mi secretaria desde antes de que mi padre... se retirara, y ella es una
joya. Sin embargo, ella no está segura de sí va a volver.
-Siento mucho oír eso. He disfrutado trabajar
con ella. Sin embargo, prometo que voy a hacer mi mejor esfuerzo.
-Está bien, estoy seguro de que lo harás. ¿La
señora Jung te dijo acerca del trato que tengo con la florería el Arco de
Cupido?
-Sí, señor.
-¿Qué te parece?
-¿A mí? Señor Shim, eso no es asunto mío.
-Muy bien. Mantén tu vida personal al margen
de Shim, Shim y Park.
-Sí, señor -dijo MinHo de nuevo.
No iba a
decirle a ese hombre que iba a la ópera, las carreras, y asistía a numerosos
eventos culturales y de caridad cuando su vida privada consistía en ir al
gimnasio cuando se acordaba e ir al supermercado, y en ocasiones revisar los
pasillos de las tienda de libros usados que había encontrado a pocas cuadras
del Distrito Histórico. En cuanto a discotecas, la última vez que había ido a
una fue cuando aún estaba en la universidad y tenía un novio con quien poder
bailar.
-Quiero tres docenas de rosas rojas enviadas a
esta dirección.
-¿Perdón? ¡Oh, sí! -MinHo tomo una hoja de
papel y escribió el nombre y la dirección de la persona que debería ser el más
reciente amante del señor Shim.
MinHo se negó a reconocer la punzada en su
pecho, no, no era su pecho, era su estómago. Era solo que había comido un
burrito durante el desayuno y no debió de haberle sentado bien. Debió de haber
comido demasiado rápido.
Se fue a su escritorio y llamo al Arco de
Cupido
~*~*~*~
El señor Shim no dijo ni una palabra cuando
MinHo llego al trabajo con un ojo negro y un vendaje mariposa en su pómulo. Él
simplemente había levantado una ceja.
-Subí a una pared en la Warrior Dash con
demasiado entusiasmo -confesó. Se había metido porque la empresa era uno de los
patrocinadores de la carrera de 5k 'Corriendo del infierno' que incluía saltar
sobre el fuego y arrastrarse por debajo del alambre de púas en el barro, además
de escalar paredes.
-En ese caso, me alegro de que no fuera peor
-Siguió viendo la cara de MinHo, y luego esbozo una sonrisa y sacudió la cabeza
y dijo- Ahora, sobre la cuenta de Vinton.
-Sí, señor -El trato de devolverle la sonrisa,
pero eso estiro el corte en el pómulo, por lo que tuvo que conformarse con un
simple- Voy a buscar los archivos.
Trabajar con el señor Shim era una experiencia
increíble, y MinHo disfrutaba cada momento. Una de las ventajas del trabajo
eran las purificas bonificaciones que recibía, aunque francamente hubiera
podido vivir sin ellas. Era lo suficientemente inteligente como para reconocer
que coincidían con el señor Shim diciéndole que contactara la florería el Arco
de Cupido y ordenara tres docenas de rosas blancas con punta de oro. MinHo
lamentaba que su jefe no pudiera encontrar a alguien que lo hiciera feliz. Esto
sucedía cada pocos meses.
Pero... no podía evitar sentirse un poco feliz de que
otro amante se hubiera ido.
-*-*-*-
Notas:
---------------
Supongo que deben saber a quien me refiero con el nombre de Jejuko ¿no? :3 desde aquí empezarán a ver el YunJae hetero :D
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