Título: Primer
amor
Autor: Jung Kim YeunHi
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Era de mañana y aunque
fría y sombría, establecía la mañana al fin y al cabo. La actividad en la
cafetería era la misma, alta desde las 7 am y media vacía en las tardes.
Comencé mi rutina de manera calmada, cajas por aquí, cajas por allá, llenar la
cafetera, encerar el piso. La cafetería seguía siendo un lugar agradable con
sus colores claros y matizados, con aquel gran ventanal que reflejaba la calle
principal de la ciudad y el mobiliario que aún parecía nuevo. Seguía estando igual
como la dejó mi abuela, al igual que mi vida monótona.
No es que fuera un
trabajo pesado ni de tan poco ingreso, pero era algo aburrido la mayoría de las
veces y, aunque no fuera la persona más sociable del mundo, necesitaba compañía
una que otra vez.
Fijé mi mirada en el
reloj quien marcaba la 8:15 pm y dejando aquel delantal negro y largo en la silla frente a la caja registradora,
tomé mi billetera, llaves y chaqueta para salir del local a buscar mi tercera
comida del día. Tal vez ir al puesto de ramen hoy no sería mala idea.
Después de colocar el
cartel de cerrado y asegurar la puerta con llave, junte las manos frente a
mis labios tratando de buscar algo de calor, algo que no me proporcionaba ni
los guantes ni la chaqueta gruesa que llevaba. Cuando estaba a punto de doblar
la esquina a mi destino me detuve en seco al escuchar un leve gemido. Volteé a
todos lados sin hallar nada sospechoso y aunque estaba por convencerme que
había sido mi imaginación, volví a escucharlo junto a un lamento.
-Por favor… déjame ir…
Siempre me habían
enseñado que en estos momentos lo más sensato es pedir ayuda y esperar a la
ley, pero haciendo caso a mi instinto volví en mis pasos e ingresé en aquel
oscuro callejón, pasando por aquel maloliente basurero que daba la bienvenida en aquel lugar. No podía creer que
vería esas cosas en una zona céntrica como esta.
Avancé lo más rápido y
silencioso que pude, percibiendo que la voz se hacía cada vez más nítida. Y
atrás de otros grandes botes de basura encontré lo que había estado buscando.
Un gran tipo con la cabeza rapada, piel oscura, ropa nada decente y que
apestaba a alcohol miraba con gusto y satisfacción lo que se hallaba bajo su
pie, aquel que se quejaba cada vez que lo movía fuertemente sin remordimiento.
El menudo cuerpo en el piso trató de incorporarse lentamente, pero fue
completamente tumbado por aquel despreciable tipo.
Dando dos zancadas me
coloqué cerca del hombre, quien levantó la mirada y trató de inmutarme con furia
contenida en sus ojos. Su altura no era nada comparada con la mía y le devolví
una sonrisa desafiante.
-¿Qué quieres mocoso? ¿Se te perdió algo? Lárgate
que estoy muy ocupado - y con
un gesto despreciativo con la mano trató de echarme a un lado.
-Me iré si dejas a aquel chico en paz.
-¿Qué? ¿Te pertenece? Pagué un
buen dinero por él y aún no acabo con todo lo que quería hacerle, así que
¡piérdete!
¿Dinero? ¿Qué pagó por
él? Eso no podía ser así. Aunque no podía verle el rostro aseguraría que aquel
muchacho no pasaba de los 18 años.
-No parece que él lo disfrute y en vez de
obtener placer vas a tener que darle tu declaración a la policía por su muerte.
-No importa, total, nadie extraña a una puta
como él, así su madre me deberá su favor - y rió, inflando la panza que le salía de los pantalones.
Debo admitir que no
soy nada sensible, pero ello hizo hervir mi sangre de rabia. No podía creer que
justo la clase de personas que aborrecía estuviera frente a mí y sin esperar
algo, me acerqué completamente a él propinándole un certero golpe en la cara
tanto por mi mal humor, mi aburrimiento, el dolor del chico en el suelo y que
gracias a él estaba perdiendo mi amada cena. El tipo gordo reaccionó gimiendo
con una mano en la cara y tratando de alcanzarme torpemente con la otra, pero
era inútil, tenía una distancia prudente del tipo y sin mucho esfuerzo golpeé
sus piernas y lo tumbé al suelo. Las clases de karate habían sido muy
convenientes.
Después de algunos
golpes lo dejé tendido en el suelo inconsciente y con delicadeza me acerqué a aquella
cabecita negra que aún tenía la mirada al piso. Al costado de él pude ver una
chaqueta azulina rasgada y una mochila a medio abrir.
-¿Estas bien? ¿Es esto tuyo? - dije despacio señalando las cosas. El asintió
aun sin mirarme.
Antes de que pudiera
decirle algo más, varios agentes de policía aparecieron en el lugar rodeándonos.
Al parecer alguien había escuchado también los ruegos del muchacho y dio
alerta, menuda suerte. Les expliqué lo poco que sabía, ya que mi compañero en
esto no salía aun de su estupor. Después de un viaje a la estación,
declaraciones, papeleos, exámenes entre otros salimos a la mitad de la noche de
aquel lugar. Yo estaba completamente molesto, aburrido y hambriento, pero no podía
dejar de pensar en el chico a mi lado, y el cual ahora sabía que se llamaba MinHo
y la suerte que había tenido en este mundo. Al escuchar que era huérfano y tenía
17 años, que asistía regularmente a la escuela alternativa y vivía con una tía
lejana, me hizo darme cuenta que no la había pasado bien en su corta vida. Y
estaba seguro que aquella mujer era a la quien se refería ese tipo. Giré el
cuerpo hacia él y pregunte, estaba a punto de retirarse del lugar.
-¿Por dónde vives? Si deseas puedo acompañarte
a casa.
-No es… necesario... - dijo tímidamente
-¿Seguro? Puede que no
deba involucrarme pero si vuelves con ella puedes pasar por lo mismo, no me
conoces pero tal vez pueda ayudarte... en algo - dije encogiéndome de hombros. Podría
ser por su tamaño, su edad, el aura que reflejaba pero él hacia explotar mi desconocido
instinto protector.
-Le agradezco pero...
ella no tiene a nadie más que yo...
-Eso no es pretexto,
no hagas esa clase de sacrificio por aquellos motivos. Sin cambias de opinión...
- dije sacando una tarjeta de mi bolsillo derecho - vivo cerca de aquí.
-Lamento las molestias
- me devolvió con un asentamiento de cabeza - haré... mi mayor esfuerzo...
Por primera vez en el día
levantó la mirada y fijo sus ojos en mí. Grandes, bonitos, con pestañas largas
y un colorido color castaño en ellos, haciéndome recordar la crema mocca que tanto adoraba tomar en
las mañanas. Moviendo la cabeza de lado a lado y brindándome una sonrisa me
aseguró que estaría bien, acomodó sus cosas en el hombro y avanzó a lo largo de
la calle y contrario a mi camino.
Lo observé hasta que
desapareció en alguna esquina de la calle principal. Acomodando mis manos en los
bolsillos de mi chaqueta no me quedó más remedio que seguir mi camino.
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Rápidamente pasaron 6
meses de mi encuentro con MinHo y aún seguía presente en mis pensamientos. A
veces me encontraba pensando sobre que estaría haciendo, si seguía en la
escuela, si habría comido, en fin, me preocupaba con todo y me arrepentía de no
haberlo seguido aquella noche a casa. La actividad en la cafetería era la
acostumbrada, por lo cual me dediqué a reponer algunos materiales de las
despensas.
Cuando estaba a punto
de sacar algunos postres a las vitrinas, la campanilla principal sonó fuerte y
claro dando el aviso de un cliente. Rápidamente acomodé mi delantal y salí.
-Bienvenido a Moonlight
Coffee, ¿En que pue---?
Callé inmediatamente,
mis ojos no lo creían.
La vocecita en mi
cabeza que siempre vivía diciendo que lo volvería a ver me gritaba un gran "te
lo dije". Y es que ver a MinHo apoyado en la barra de despacho con una
mano en la mejilla izquierda y una bonita sonrisa en sus labios color sandia
aseguraba la pequeña esperanza que tenía en el interior.
-Hola...
-Hola.
-Bueno yo... -jugaba
con sus manos al parecer nervioso- esto es extraño pero... venía a preguntar si
aún... su propuesta seguía en pie.
Tal vez era idea mía
pero no había escuchado cosa más maravillosa en mi vida. Sin disimular la
sonrisa de mi rostro me acerqué al mostrador y me centré en su mirada, en esos
ojos bonitos, aquellos castaños atrayentes y luminosos, que me sonreían bonito
y eran tan transparentes para mí.
-Por supuesto, aún el
cupo está libre -pase por un lado del mostrador hasta pararme al frente suyo- ¿Deseas
un café?
-Me encantaría... - asintió
tiernamente.
Había muchas cosas de
las cuales no era, como romántico o soñador, pero tal vez pensar en esto como
un buen primer amor a primera vista no sería nada malo. El alegraba el ambiente
con su sola presencia, y sus ojos reflejaban lo más profundo de su alma. Poner esperanzas
y ánimos en esta sensación que estaba naciendo podría traerme dolor y molestia
en algún futuro pero valía la pena arriesgarme por formar algo bonito,
especialmente con él.
El sol ya se despedía
con sus colores dorados y naranjas, por ahora la cafetería podía cerrar sus
puertas un momento, mañana sería un nuevo día y un gran comienzo para ambos, aún
incierto pero juntos al fin y al cabo.
Pero esa era otra
historia.
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Palabras:
1621.
Próximo
reto:
Reto 5: Salón + Chantilly + Brisa
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Hola!!! :D
Hace que no escribía nada pero no he tenido mucho tiempo Q7Q en fin! les traigo este reto que me salió inspirado de una pequeña y tonta frase kkkk~ pero que me ayudó en demasía para la idea!
Gracias por su paciencia y espero les guste :)
Por cada comentario haces al ChangMinHo feliz ;)
Woohoo! /confeti
ResponderEliminarMe gusta mucho el nombre de la cafetería: Moonlight Coffee. Suena como bohemio, idk, idk, idk.
Y cuando describiste los labios de Minho como "color sandía". Super cute!
: )
Hehehe después de tanto debate quedo ese nombre -w-
ResponderEliminarMe alegra que te ayuda gustado :D !