miércoles, julio 09, 2014

El Mejor (CMH) - Capítulo 8

MinHo abrió un parpado y se sentó lenta y cuidadosamente. Su cabeza se sentía como si alguien estuviera tocando bongos en ella y parecía que en cualquier momento se iba a caer y rodar por el suelo. Su estómago parecía estar bien, lo cual era un alivio. No hubiera sido buena otra cosa. En cuanto a su aliento, se alegraba de que no hubiera nadie cerca, porque por la manera en que sentía su boca, tenía la sensación de que su aliento podía pelar la pintura de la Torre Heras. ¿No eran esos los mismos síntomas que había tenido en su primera y única resaca? Por lo tanto, él tenía resaca, pero todo lo que había estado bebiendo... el ponche. ¡Maldición! Debió de haber tenido alcohol.

Y bien, este era el más grande cliché del mundo, pero... ¿Dónde estaba? La luz del sol se filtraba por la pared de ventanas salpicando su rostro, y el arrugo los ojos. Bueno, no estaba en su pequeño departamento. Eso estaba en el lado oeste de su edificio, y lo único que conseguía era el sol de la tarde, lo sabía por los fines de semana que estaba en casa en la tarde, viendo futbol y comiendo taco o chalupas. Entonces, ¿Dónde estaba? ¿Quién había tenido la amabilidad de poner una manta sobre él?

Entrecerró los ojos y miro alrededor. Oh, sí, esta era la suite detrás de la oficina del señor Shim. Tenía una cocina y un baño, algunas sillas, una televisión, y este muy cómodo sofá... que se abría en una cama. Él no lo sabía. Lentamente las cosas regresaron a el: La fiesta de Año Nuevo que Shim, Shim & Park realizaba para sus empleados. Debido a que había estado trabajando aquí desde hacía casi un año, conocía a una buena parte de la gente, y había sido una noche divertida. La comida, servida por uno de los más conocidos restaurantes en Charlotte, había sido increíble, y el ponche había sido delicioso y refrescante. "¿Cielos, me pregunto por qué?" Se preguntó sarcásticamente.

Había bailado y bailado y conversado, y cuando el momento llego, confeti y matracas dieron la bienvenida al 2013. Fue un infierno de mejor fiesta que la más tranquila fiesta de Navidad, conforme avanzaba la noche, los ejecutivos comenzaron a lucirse con las pantallas de las lámparas en la cabeza y besarse con sus secretarias. Y oh, Wow, iban a estar en muchos problemas si el jefe se enteraba.

MinHo también era secretario, y no le hubiera importado besarse con un ejecutivo en particular, pero como le gustaba pensar, él no era estúpido. Además que era conocido en toda la empresa que el señor Shim no salía con sus empleados, por lo que era el único que no lo hiciera con él. Lo que demostraba que era un tipo decente.  Pero la fiesta de Año Nuevo había sido en el gran salón de conferencias. ¿Cómo MinHo había terminado en el sofá en el santuario privado del señor Shim? Las cosas debieron haberse salido un poco de control. Tenía suerte de que la oficina no abriría hasta mañana, y nadie lo vería en el traje negro que había comprado para la ocasión. Aún más afortunado de que Shim ChangMin, el magnífico gerente general gay de Shim, Shim & Park... y de paso su jefe... aún estaba en la costa oeste, pasando las vacaciones con su hermano. 

Dios, su mente estaba borrosa.

Y si quería mantener este trabajo, sería mejor que moviera su trasero y sacara su culo de aquí rápido. Bostezo y se froto el cuero cabelludo con cautela antes de girar sus piernas, haciendo a un lado la manta, y... congelándose.

¿Dónde estaban sus pantalones?
¿Dónde estaba su camisa?
¿Era eso un chupetón en su cadera?
¡Oh, Dios! ¿Qué había pasado?

Él no podría haber tenido un apagón (6), nunca bebía lo suficiente para eso. Bueno, nunca bebía, no después de esa primera vez en la escuela secundaria. Por lo que sus amigos le dijeron, era un feliz y caliente borracho que voluntariamente había besado a todos a su alrededor, niñas y niños, y había disfrutado chupándoles la cara a todos ellos. Siempre había estado agradecido de no haber ido más lejos que eso. No es que fuera un virgen. Había tenido... Mucho.... Bueno, había tenido un par de novios. Comenzó a hacer un inventario. Su culo le dolía un poco, ahora que lo consideraba, y sus pezones se sentían sensibles. Y ese era un chupetón... Se quedó allí sentado inmóvil. ¿Que había hecho? ¿Con quién lo había hecho?

Había dos almohadas en el sofá cama, y cabello castaño rubio, que no era suyo, estaba en la almohada. Hizo un recuento de todos los hombres con ese cabello que habían asistido a la fiesta. Hubo un total de cuatro. El señor Van Heusen tendría unos sesenta años y se había ido poco después de que el año nuevo llego y la fiesta entro en pleno apogeo. El señor Lewis estaba felizmente casado, y había llegado con la señora Lewis. El señor McGuire era totalmente Hetero y salía con una bella pelirroja. Era un tipo muy agradable, unos tres o cuatro años mayor que MinHo. Eso dejaba al señor Nelson, que era el más zalamero de los altos ejecutivos. MinHo había sentido su mirada en él un par de veces, y el brillo depredador que realmente le molestaba.

Si habían tenido... Habrían al menos utilizado un.... Hundió la cabeza entre las manos y deseo estar muerto. No había manera de que nada bueno pudiera salir de eso. El señor Nelson pensaría que podría tener a MinHo cada vez que lo quería, y MinHo preferiría joder con todo el Partido Republicano que dejar que Nelson se acercara a él otra vez. Fue solo cuando el agua en el baño contiguo dejo de correr que él se dio cuenta que no estaba solo en la oficina. Miro alrededor, presa del pánico. Su ropa estaba esparcida por toda la habitación, y no había tiempo para vestirse. Un zapato estaba al lado del sofá, y lo agarro. No era mucha defensa, pero era mejor que nada. La puerta se abrió y arrojo el zapato a su atacante.

-¡Nunca me toques de nuevo, chupa penes, hijo de...!

¡Oh Cristo! ¡Oh Dios! ¡Oh, joder! El señor Shim se quedó allí, una pequeña toalla en sus manos. Estaba descalzo, con la camisa desabrochada, y su cabello estaba húmedo. ¿Acababa de ducharse? ¿Sera que él lo había encontrado en este estado? Nelson nunca lo habría cubierto con la manta, así que probablemente era el señor Shim el que había tenido esa amabilidad. Pero porque su jefe se veía tan... tan depravado...

-Yo... lo siento mucho, señor Shim. -Se las arregló para decir con voz entrecortada. Salto sobre sus pies, casi cayendo sobre su cara cuando la manta se enredó en sus piernas.

El hombre había llegado a un punto muerto, y ahora lo veía de arriba abajo como si hubiese encontrado un gusano verde en la lechuga - ¿Generalmente estas tan nervioso la mañana siguiente?

-Yo... ¿Qué?

-En general, ¿le lanzas zapatos a tus parejas sexuales?

-Por supuesto que no. Yo... uhm... ¿Tuvimos sexo? ¿Fuiste tú? -MinHo cedió casi con alivio.

-Fui yo. Aunque...

Gracias a Dios no había sido Nelson, pero oh Jesús, él estaba jodido.

-Voy a... Voy a salir de aquí...

-No, no lo harás.

-Yo....MinHo trago con dificultad, ¿No lo haré?

-No. Tenemos que hablar.

Bueno, esto era todo. Estaba a punto de comenzar el Año Nuevo despedido. Y le gustaba este trabajo. Bueno, a él le gustaba trabajar para Shim ChangMin. Se enderezo, esperando que cayera el hacha.

-Esto puede ir de dos maneras.

-¿Señor?

-Puedes seguir trabajando para mí...

-¡Si, Señor! -Oh, gracias, Dios. ¡No voy a ser despedido!

-Pensé que habíamos quedado en que me llamarías ChangMin. -El señor Shim frunció el ceño- Te dije anoche que no me gusta jugar.

-Un... Lo siento, señor Shim, ChangMin. Yo... ¿Debía admitir que no recordaba mucho lo de la noche anterior?

-¿Que quisiste decir con que no recuerdas mucho lo de anoche?

Oh mierda, ¿Había dicho eso en voz alta?- Lo siento yo...

-En ese caso, permíteme recordarte. -Las manos del señor Shim... ChangMin... Señor Shim se cerraron alrededor de los hombros de MinHo, y se encontró siendo arrastrado en contra del musculoso pecho de su jefe. Esos labios exuberantes con los que había fantaseado rozaron los suyos, suavemente al principio, y luego con un propósito, ya que presiono más fuerte, y la lengua de ChangMin trato de entrar en su boca. Y entonces MinHo se apartó.

-No. No. - Él estaba consternado de no haber tenido que trabajar muy duro para lograrlo.

El señor... ChangMin se quedó viéndolo fijamente, con la boca cerrada como si fuesen dos líneas blancas - Ya... veo. Muy bien. No va a repetirse lo de anoche. Te doy mi palabra.

-No, es eso... Es mi aliento... Tengo que lavarme los dientes.

-¿En serio? Bueno, hay un cepillo de dientes en el baño.

-Ahora vuelvo... no se va a ir a ninguna parte, ¿Verdad?

-Voy a esperarte aquí mismo.

-Bien. -MinHo levantó una mano y acarició con los dedos los pómulos de ChangMin- Ahora vuelvo. -Corrió al cuarto de baño, la manta aun frente a él.

Una mirada en el espejo, y dejó caer la manta. ¿Él tenía un fenomenal caso de haber estado en la cama y... eso era semen seco en su pecho y abdomen? Dios, era un desastre. Se cepillo los dientes y tomo una ducha de cinco minutos. Bueno, está bien, siete. Había llegado al punto donde podía cronometrar bastante bien. Encontró una maquinita de afeitar desechable y rápidamente se afeito, cortándose en el proceso, por lo que tuvo que tomar un poco de papel higiénico y presionarlo en su barbilla, se cepillo el cabello, y por si acaso, se cepillo los dientes de nuevo. Había una botella de aspirinas en el botiquín, y observo con satisfacción que era tan solo un mes después de su fecha de caducidad. ¿Quién era el responsable de que todos los materiales no estuvieran vencidos? Si era el, y si él fuera el jefe, se habría despedido a sí mismo. Se golpeó la cabeza por tal pensamiento estúpido, por cierto se golpeó la frente con la botella de plástico.

-¡Ay!

-¿Está todo bien ahí dentro?

-Sí, Señor. -Abrió la tapa y descubrió que aún tenía el sello de protección en ella. Rompió el sello, se tragó un par de aspirinas y las termino de tragar con un vaso de agua tibia.

Otra mirada en el espejo le mostró que la herida en la barbilla había dejado de sangrar, y suavemente quito el papel higiénico. Cuando envolvió la toalla alrededor de su cintura y tomo el pomo de la puerta los acontecimientos de la noche anterior cayeron sobre él. Lo que le había hecho a ChangMin y lo que le había hecho ChangMin... cruzó por su mente en glorioso Tecnicolor, y gimió.

¡Había dormido con su jefe!

Bueno, no exactamente dormido. Para ser más honestos, Dios, habían tenido sexo contra la pared, sobre sus manos y rodillas en la alfombra, sobre el escritorio... Sin embargo estaba bastante seguro de que solo habían usado el sofá cama para dormir. ¿Cómo iba a enfrentar al señor Shim después de eso? ¿Quizás se hubiera ido? Pero no, MinHo le había hecho prometer que se quedaría. Oh, Dios, ¿El habría dejado su cerebro en la puerta? Bueno... bueno... No había nada que pudiera hacer aparte de enfrentar el momento. Con toda la dignidad que pudo reunir -al menos no había jodido con Nelson- abrió la puerta y salió del baño.

-¿Te acuerdas?

-Sí, señor. Si, ChangMin.

-No me di cuenta que estabas tan ebrio. Me disculpo.

-Por favor, no lo hagas. -Él no había estado tan ebrio.

ChangMin parecía aliviado- ¿Y has tomado una decisión?

-¿Qué?

-Considerando la manera en que estabas todo sobre mi.

-¿Delante de todos? -No recordaba haber hecho eso, y estaba horrorizado. Toda la compañía sabía que el señor Shim era una persona muy privada.

-No, todos se habían ido. Estabas arreglando la sala de conferencias cuando llegue. Estabas tarareando algo...

-¿Lo estaba?

-Y yo te dije que te fueras a tu casa, que no era necesario que arreglaras el desorden, que todos se habían ido y un trabajador del personal de limpieza lo haría por la mañana. Esta mañana.

Era evidente que no se había ido a casa.

-Yo... yo pensé que se quedaría en Los Ángeles hasta después de Año Nuevo. -MinHo recordaba casi caer de culo cuando la puerta se abrió y el señor Shim entró. Había estado bailando solo y si, tarareando, y el ver a su magnífico jefe en la oficina cuando se suponía que debía estar en la otra costa debió de haberle hecho algo a su cerebro. ChangMin había mencionado que había regresado antes porque tenía un poco de trabajo que poner al día- ¿De verdad necesitaba introducir los detalles del acuerdo con la costa oeste en la computadora mientras aún estaban frescos en su mente?

-¿Recuerdas eso? No. Pude hacerlo desde la computadora de mi hermano. Seguía pensando en ti mientras estaba allá. Me volvía loco.

-¿Lo hacía?

-Sí. También volvía loco a mi hermano. Finalmente me dijo que me fuera a casa.

-¿Por qué me quedé cuando llegó anoche, después de que me dijo que me fuera a casa?

-Dijiste que tenías algo que querías decirme.

~*Flash Back*~

ChangMin... El señor Shim... su jefe... encontró una copa limpia y la lleno con lo último que quedaba en la ponchera, dio un sorbo, hizo una mueca y la dejó a un lado.

-¿No te gusta? -MinHo preguntó, sorprendido porque estaba bueno- Me sorprende. Está bueno.

-¿Cuánto de esto has tomado?

-Es solo ponche. -Se encogió de hombros- Solo una copa o dos. -En realidad, no había contado- ¿Puedo hablar con usted un momento, señor?

No quería hablar. Tenía el deseo casi irresistible de besar a su jefe. Era el inicio del nuevo año, maldición, y ¿Qué ley dice que no puedes besar a tu jefe? Ninguna ley, por lo que era justo lo que iba a hacer. Bueno, él no había estado pensando con claridad, pero ¿Cómo podía esperarse que pensara con su jefe allí de pie viéndose lo suficientemente bueno como para comérselo?

-Por supuesto -dijo el señor Shim. Aún era el señor Shim en ese momento- Ven a mi oficina. -MinHo lo siguió- Espero que no vayas a decirme que renuncias. Eres uno de los mejores secretarios ejecutivos que he tenido.

-Gracias, señor, pero no, no voy a renunciar. -Él nunca lo abandonaría. Se apoyó contra la puerta, giró la cerradura, y se dirigió hacia el señor Shim, sosteniendo en alto una ramita de muérdago que había quedado colgando olvidada en uno de los artefactos de iluminación de la fiesta de Navidad. La pobre se secó y marchito, pero ¿Qué demonios?- Todo el mundo quedó atrapado bajo este muérdago al menos una vez...

-¿Incluyéndote?

-Sí, y ahora es su turno. -Sostuvo la rama sobre la cabeza de ChangMin, viendo esos ojos claros, y se lamió los labios.

-Ya veo.

-Sabía que lo haría, porque usted es un hombre muy inteligente. Eres un gran jefe, sabes.

-Sí, lo sé. -Estaba sonriendo, y MinHo quería probar esa sonrisa- Y tú estás haciendo esto porque bebiste demasiado.

-Solo ponche. -MinHo parpadeó y se echó hacia atrás para enfocar sus ojos- Creo que mis lentes de contacto... debieron de habérseme caído.

-¿Usas lentes de contacto?

-Ahora que lo pienso, no, no lo creo. Ahora cállate. -Acuno la parte de atrás de la cabeza de ChangMin con la mano libre y paso los dedos por el hueco en la base del cráneo- Siempre me he preguntado cómo sería besarte.

-Tú te has... -Pero ChangMin no pudo decir nada más, porque MinHo estaba finalmente besándolo, hundiéndose en ese beso, probando esos labios que eran lisos y más suave de lo que había esperado. Arrojo a un lado el muérdago y envolvió su otro brazo alrededor de los hombros de ChangMin y... Eso había sido pura felicidad, y quizás si no hubiera perdido la cabeza, no habría arrojado lejos el muérdago, teniendo entonces los dos brazos libres para aferrarse al por su vida y empezado a lamer y mordisquear el cuello de su jefe, las cosas habrían sido diferentes. No se había dado cuenta que había sido tan... tan agresivo. Iba a perder su trabajo, y nunca volvería a ver de nuevo al señor Shim.

~*Fin Flash Back*~

Solo que en vez de hacer una imitación de Donald Trump diciendo: "Estas despedido". Shim dijo - Sabes que no tendrás una relación contigo mientras estés trabajando para mí.

-Sí, lo sé.

-Entonces, lo que pasó anoche, con lo alucinante que fue, no volverá a pasar, pero seguirás siendo mi secretario.

¿Había sido alucinante? MinHo quería jactarse. No lo hizo, por supuesto, pero él quería. Se mordió el labio en un intento de ocultar una sonrisa de satisfacción- Y si yo... ¿Y si quiero que vuelva a suceder?

-Entonces me darás la notificación de tu renuncia.

-¿Me dará una referencia?

-¿Para qué?

-Voy a necesitar un trabajo. Tengo cuentas que pagar.

-Yo me encargare de todo lo que necesites. Voy a ver que tengas un lugar para vivir, y recibirás un sueldo.

-¿Por qué? ¿Por dormir contigo? Eso es algo completamente gratuito para mí. O para ti. Perdón por decir esto, pero no lo hiciste por cualquiera de tus otros amantes. -Había oído con atención cada vez que el nombre de ChangMin se pronunciaba- ¿Por qué yo?

-Porque de esa forma lo quiero.

-¿Alguien murió y te hizo rey? -MinHo quería morir- Yo...

-Quiero cuidar de ti, MinHo.

Esa fue la primera vez que ChangMin había utilizado su nombre. Nunca se había oído tan sexy y erótico, cuando alguien más lo decía.

-Tengo que trabajar. Incluso si pagas por todo, me volveré loco sentado en casa esperando a que aparezcas.

ChangMin comenzó a abotonarse la camisa, y se dio la vuelta- Lo que pasa es que no sé cuándo voy a estar libre, y te quiero disponible siempre.

-¿Que tal medio día? Pero tengo que trabajar. -El pensamiento aturdía su mente. Y luego entrecerró los ojos cuando algo se le ocurrió- No recuerdo que alguna vez salieras del trabajo de repente -Si se trataba de eso, el no recordaba que alguno de los novios de ChangMin apareciera inesperadamente en la oficina. MinKyung fue el único que en realidad había venido.

ChangMin se sonrojo, más de lo que MinHo recordaba haberlo visto, y se aclaró la garganta- Puedes terminar la universidad.

-¿Te refieres a que después de obtener mi licenciatura, podría seguir para obtener también mi maestría? ¿Y quizás un doctorado?

-Si eso es lo que quieres. -¿Era eso esperanza en su voz?

No, los gerentes generales de las grandes empresas podían obtener lo que sea -o a quien quisieran- simplemente chasqueando los dedos.

-¿Puedo pensar en eso?

-Está bien. Tengo un amigo que es chef. Voy a pedirle desayuno para nosotros. Cuando llegue, me darás la respuesta.





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Notas:


(6) Se le llama apagón a no recordar nada de lo que se hace estando borracho, en Colombia se dice: se le borro la película o se enlaguna, en cada país tienen una forma diferente de decirlo.


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