miércoles, julio 09, 2014

El Mejor (CMH) - Capítulo 17

Sus tres hombres. MilHee Shim estaba sentada a la cabecera de su marido y los veía mientras intercambiaban palabras acaloradas que aumentaban de volumen.

-Por favor, mantengan sus voces abajo - insistió ella, aunque sabía que la iban a ignorar.

¿Cómo habían llegado a esto?

Ella había sido suficiente para su marido hasta que la crisis de la edad madura al cumplir cincuenta dio lugar a que persiguiera mujeres cada vez más jóvenes. Había perdido a YooChun, su bebé, hacía años por su imponente padre. En cuanto a ChangMin, quien siempre había sido un firme creyente de la fidelidad, se había alejado de ella cuando no dejó a MinChang. ChangMin no comprendía que ella había sido educada para valorar los votos que había intercambiado con su padre.

-Tengo que hacer una llamada telefónica – gruñó ChangMin, y salió de la habitación. Ella suspiró. Su hijo estaba tan involucrado en el negocio. Deseaba que pudiera encontrar a alguien y sentara cabeza.

-¡Asegúrate de no arruinar mi compañía! – MinChang le gritó.

-Tengo que llamar a Dambi y Micky si quiero hablar con ellos antes de su hora de dormir - dijo YooChun, y MilHee se encontró retorciéndose los dedos. Había pasado tanto tiempo desde que había visto a sus nietos.

-Diles que la abuela les envía abrazos y besos.

Por supuesto, YooChun salió de la habitación sin responder, y ella suspiró.

-¿Cómo puedes soportar llamarte así? - MinChang gruñó. Él nunca había aceptado hacerse mayor, incluso con algo de gracia y dignidad.

-Es lo que soy. - Ella le sostuvo la mirada - Tengo algo que decirte, Chang.

-No me has llamado así... - En todos los años desde que había decidido no seguir siéndole fiel. - Bueno, no te quedes sentada allí como una estatua. ¿Qué sucede?

-Cuando el doctor Lee entre, escucharás lo que tiene que decir.

-Yo no voy a hacer lo que…

-Cuando el endocrinólogo entre, también lo escucharás. - Ella continuó como si no hubiera tratado de interrumpirla. Con demasiada frecuencia ella le permitía que la callara, y ahora miren dónde estaban - Si no lo haces... si persistes en ignorar lo que tus médicos aconsejan... Te voy a dejar. - Sabía que no era una gran amenaza, pero ella esperaba poder sacudir su conciencia. Después de todo, nunca había expresado sus objeciones antes, cuando se había llevado a su primera secretaria a la cama, ni cuando había tenido un romance con la hija de uno de sus mayores inversionistas, lo que había precipitado que ChangMin adquiriera la empresa.

-¡No hablas en serio!

-Lo digo muy en serio. Sabes que he aceptado la forma en que me tratas hasta este punto, pero aquí se termina. Me niego a hacerme a un lado y permitir que te mates.

-Yo no…

-Lo harás. Te conozco, Chang. Estás aterrorizado de que tus jóvenes novias no te vean dos veces si te falta un pie o una pierna, por lo que estás dispuesto a pasar por alto lo que sabes muy bien. Bueno, ellas no te aceptarán si no estás completo, pero yo lo haré. - Ella se puso de pie - Voy a estar en la cafetería para conseguir una taza de café. Piensa en lo que te he dicho. Si te niegas a considerar lo que tus médicos te están diciendo, entonces cuando me vaya esta noche, no me volverás a ver. Voy a empacar mis cosas y me iré.

No le creía. Su cara, que había estado roja de furia, era gris y demacrada.

-Créeme, Chang. Nunca he sido más sería. - Tomó su bolso Dolce Gabbana y salió, su corazón latía tan fuerte que no podía recuperar el aliento. Se detuvo ante la puerta de la habitación de su marido, con el puño apretado contra su pecho, y tomó unas cuantas respiraciones.

-¿Está bien, señora Shim? - La enfermera asignada a MinChang parecía preocupada -  ¿Puedo traerle algo?

-Yo...- Ella contuvo el aliento - Estoy bien. Gracias. Voy a estar en la cafetería si mis hijos preguntan.


A pesar de que dudaba que lo hicieran se enderezó y caminó por el pasillo hacia el elevador. 



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