Dos meses después de ese miserable Día de San
Valentín, Min decidió que ya se había enterrado en el trabajo el tiempo
suficiente, lamiendo sus heridas. Mientras que KyuHyun estaba de luna de miel
con su Victoria en la Riviera Maya en la costa de México, Min había enviado tres
docenas de rosas rojas a un castaño que había conocido en un agujero local. Si
el entrecerraba los ojos, incluso se parecía un poco a KyuHyun.
-Solo te pido una cosa -dijo mientras se
quitaba la ropa y tomaba un condón.
-¿Que te ame? Por supuesto, bebé.
Min hizo una mueca. Odiaba ese sobrenombre.
KyuHyun lo había utilizado todo el tiempo.- No, que seas monógamo. Eso no es
negociable.
-Por supuesto -Repitió el castaño, sonriendo
mientras levantaba los brazos.
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