HeeChul hizo su camino de regreso hacia la
casa, todavía en las nubes. Detrás de él, oyó el ocasional aullido del lobo, y
le dolía el corazón cada vez que el sonido hacía eco a través de él. Parecía
contener tanta soledad y dolor, y cantaba una historia de dolor y abandono.
Pero HeeChul se obligó a no pensar en esas cosas. Era una estupidez. Debía
estar imaginando cosas a causa de su extraño encuentro con SiWon. Tenía que
sacar al hombre de su cabeza y calmarse. Se detuvo junto a un pequeño arroyo
para limpiarse mejor, y luego reanudó su caminata. Finalmente, llegó a casa de MinHo
y ChangMin. Las luces estaban encendidas, y HeeChul se permitió entrar
—Hola, —gritó. —Estoy de vuelta.
—En la cocina, —dijo MinHo inútilmente. HeeChul
ya había descubierto la ubicación de su amigo.
Cuando llegó a la zona de la cocina, atrapó la
visión de SungMin y KyuHyun jugando en el cuarto de al lado, justo a la vista
de sus padres.
—Tío HeeChul, —SungMin le saludó con una
sonrisa. — Has vuelto.
Se arrojó a HeeChul y lo abrazó con
entusiasmo. KyuHyun abrazó a HeeChul también.
— ¿Quieres jugar con nosotros? Papá dice que
no podemos salir si no estamos bajo supervisión.
Sonaba bastante apagado por el hecho, pero HeeChul
entendía la protección de ChangMin. SungMin y KyuHyun eran todavía muy jóvenes.
Incluso si habían pasado por más cosas que otros niños de su edad, no podían
sólo andar vagando en el bosque sin un adulto vigilándolos detrás.
—Vamos a ver lo que tus padres dicen primero,
—respondió.
—Después de la cena, —gritó ChangMin,
obviamente habiendo oído el intercambio. — Vamos a tener carne, poco hecha, sólo
de la forma que a nuestro león favorito le gusta.
—Y ensalada fresca de espinaca, para nuestro
querido antílope, —añadió MinHo.
Los niños aplaudieron, y HeeChul sacudió
divertido la cabeza. Revolvió su cabello y luego se dirigió a la cocina. Los dos
chicos serían buenos después de la promesa del festín por venir. ChangMin se
mantuvo ocupado alrededor del horno, expertamente dando la vuelta al bistec. A
juzgar por los fuertes olores, la comida estaría lista pronto.
— ¿Necesitas ayuda? —preguntó de forma
automática. No era muy buen cocinero, pero sabía su camino alrededor de
ensaladas y varios platos vegetarianos, y lo hacía de vez en cuando chapoteado
con pescado frito.
MinHo negó con la cabeza.
—Está bien. Eres un invitado. Y, además, casi
hemos terminado. —Le dio una mirada inquisitiva a HeeChul mientras recogía
algunos de los ingredientes en un bol, empezando a hacer una ensalada. — El
amigo de ChangMin, SiWon llegó hoy. Se suponía que iba a ir a buscarte. ¿No te tropezaste
con él?
HeeChul asintió con la cabeza, tratando de
dejar hacia atrás la incomodidad. Las palabras de MinHo habían sacado de nuevo
sus emociones contradictorias que había logrado alejar mientras se centraba en
los niños.
—Nos encontramos, sí. Debería estar de vuelta
pronto, también.
— ¿Por qué no volvieron juntos? —Preguntó ChangMin.
— ¿Algo va mal?
Afortunadamente, HeeChul no se vio obligado a
mentir a sus amigos. De repente, ChangMin se dio la vuelta e inclinó la cabeza.
HeeChul supo de inmediato que SiWon había llegado también.
—Ahí tienes, —dijo. — Ya está aquí, también.
Y con eso, huyó de la cocina y regresó al lado
de los niños. Fue cobarde por su parte ocultarse detrás de su inocencia, pero
¿qué otra cosa podía hacer? MinHo lo conocía bien, y lo último que quería HeeChul
era traer su drama a la casa de su amigo.
Cuando SiWon regresó a la casa, encontró a sus
amigos en medio de los preparativos para la cena. Se dirigió hacia la cocina,
con la intención de echar a ChangMin una mano, y al mismo tiempo saber si HeeChul
estaría en esa dirección. Cuando llegó a su destino, se congeló en seco. En la
habitación contigua a la cocina, SungMin y KyuHyun estaban rodando alrededor,
riendo con HeeChul. El cisne permitió a los dos niños asaltarle por encima,
haciéndoles cosquillas, pareciendo despreocupado y hermoso.
Si el cuerpo desnudo de HeeChul le había
despertado los instintos básicos de SiWon, ver esto lo atrajo de otra manera.
Se imaginó a HeeChul con su hijo. Claro, sería un poco difícil hasta que
lograran adoptar o algo, pero HeeChul sería un gran padre. SiWon quería eso.
Quería una familia con su pareja. Y luego, HeeChul levantó la vista, y por un
breve instante, sus miradas se encontraron y se sostuvieron. SiWon tenía la
impresión de que sabía exactamente lo que HeeChul estaba pensando. Sin embargo,
el momento se rompió cuando HeeChul desvió la mirada y SiWon se dio cuenta de
la voz de ChangMin llamándole.
—Hey, hombre. Nos preguntábamos dónde te
habías ido.
—Sólo admirando la vista, —dijo SiWon. — Es
increíble.
Se dio cuenta de que inadvertidamente había
lanzado una insinuación sobre HeeChul e hizo una mueca. Afortunadamente, el
cisne parecía centrado en los niños y no reaccionó.
—Lo es, —respondió ChangMin. — Hey, los niños
estaban extrañándote. ¿Por qué no vas a saludarlos? La cena estará lista en un
momento.
SiWon se hubiera reído de la domesticidad de
todo, excepto que las palabras de ChangMin efectivamente lo enviaron a las
proximidades de HeeChul. Mientras que SiWon no podía imaginar un mejor lugar
para estar, no creía que a su compañero le gustara mucho en estos momentos. Sin
embargo, no podía exactamente decir “no”. En primer lugar, ChangMin se daría
cuenta de que algo no estaba del todo bien, y en segundo lugar, no lo quería.
Se unió a los niños y a HeeChul y se sentó con las piernas cruzadas sobre el
suelo. Unos segundos más tarde, SungMin se abalanzó sobre él con su típico
entusiasmo.
— ¡Tío SiWon! Te fuiste hace mucho tiempo.
¿Dónde estabas?
SiWon se echó a reír y le robó un vistazo a HeeChul,
sin saber qué decir. Su compañero había querido mantener en secreto su
encuentro, y SiWon no estaba seguro si debía mencionarlo.
—Tu tío SiWon se encontró conmigo, SungMin, —HeeChul
le ayudó.
Parecía que HeeChul no negaría su encuentro y
contacto. Bien, eso sería más fácil con lo que trabajar, por lo menos.
—Sí, —añadió. — Pero me tienes todo para ti
ahora.
SungMin se echó a reír, y SiWon empezó a
hacerle cosquillas al hijo de su amigo.
— ¿Quién es mi pequeño tirano?
Los cuatro jugaron juntos durante unos minutos,
hasta que, finalmente, ChangMin apareció en la habitación.
—La cena está lista. Vamos, chicos. Vamos a
que se laven las manos.
SungMin y KyuHyun siguieron obedientemente
detrás de ChangMin y salieron de la habitación. Con los niños desaparecidos, la
torpeza cayó entre SiWon y HeeChul. Se levantaron y se miraron el uno al otro.
—Yo creo… —SiWon comenzó a decir.
Al mismo tiempo, HeeChul habló también.
—Tal vez…
Se detuvieron, se miraron un poco más, y luego
SiWon tomó una honda respiración y añadió.
—Tú primero.
—No, está bien, —dijo HeeChul. — Tú primero.
SiWon habría insistido, pero sabía que podía
seguir así para siempre sin llegar a un resultado. En un principio había
previsto decir que debería ir a lavarse, también, pero ahora, pensó que podría
utilizar esta oportunidad para pedir disculpas.
—Acerca de antes… No era mi intención
ofenderte.
HeeChul suspiró.
—Mira, ya he dicho que está bien. Además, ya
no voy a hablar de eso. Vamos. Debemos prepararnos para la cena, bien.
SiWon se habría reído ante el hecho de que,
obviamente, habían estado pensando lo mismo, pero la actitud desdeñosa de HeeChul
cortó su corazón. Tenía su trabajo hecho si iba a conseguir que su compañero lo
perdonara. Unos minutos más tarde, todos se sentaron en la mesa de la cena. MinHo
y ChangMin habían cocinado una deliciosa comida, añadiendo grandes postres al
plato principal. SiWon notó distraídamente que ChangMin mordisqueó algunas
verduras y MinHo añadió un poco de carne a su plato. Ocultó una sonrisa cuando
se dio cuenta del esfuerzo que sus amigos estaban haciendo para que sus niños
se sintieran como en casa. Los niños parecían saberlo también, porque en un
momento, KyuHyun le arrebató el trozo de carne del plato de MinHo y se lo tragó
con una sonrisa.
—La carne es deliciosa, mamá. Gracias.
MinHo se rió de su niño precoz.
—No puedo ganar contigo, ¿verdad?
Observando a la familia feliz hizo que
confusas emociones se arremolinaran a través de SiWon. Por accidente o por el
destino, HeeChul estaba sentado a la derecha frente a él, y SiWon no podía
evitar robar el ocasional vistazo a su compañero. A veces, pensaba que HeeChul
estaba haciendo la misma cosa.
SiWon se preguntó qué veía HeeChul cuando
miraba a ChangMin y a MinHo con sus hijos. ¿Se imaginaba a sí mismo con una
familia como SiWon lo hacía? El ambiente cálido mantuvo la situación extraña
entre SiWon y HeeChul, de manifestarse, y la cena transcurrió sin incidentes.
Después de limpiar la mesa, todos salieron y se transformaron en forma animal.
Lo hicieron, paso a paso, para no tomar a los niños por sorpresa, y SiWon
entendió que sus amigos estaban haciendo que sus hijos se acostumbraran a otros
cambia-formas.
A pesar de ser la única ave, HeeChul no
parecía incómodo en absoluto. Permitió que el pequeño cachorro de león y el
antílope lo olieran, batiendo sus enormes alas alrededor de vez en cuando, para
gran deleite de los niños.
SiWon sólo los observaba, su bestia anhelaba a
HeeChul. Quería reclamar a su compañero, para tener sus cuerpos juntos, para
joderlo hasta que ninguno de los dos pudiera caminar. Pero al mismo tiempo,
quería un futuro con su compañero, plagado de cercas blancas, una casa, dos
niños -sin perro, sin embargo, ya que los caninos domésticos no eran como los
lobos-. ChangMin se paseó a su lado y le dio una mirada penetrante. Incluso en
esta forma, SiWon podía decir lo que su amigo estaba pensando. Estaba atrapado.
ChangMin hizo un gesto hacia el bosque con su hocico y aulló, diciéndole en la
forma de los lobos que lo siguiera para correr. SiWon se resistía a dejar a su
pareja recién descubierta, pero tal vez hablar con ChangMin le haría algún
bien. Como tal, siguió a su amigo al bosque. Durante unos minutos, se quedaron
en silencio, hombro con hombro, y se sentía como si nada hubiera cambiado, como
si estuvieran de vuelta en la manada de YunHo, hacía años, antes de que ChangMin
encontrara a MinHo.
Por fin, ChangMin se detuvo y cambió a su
forma humana. Cuando SiWon hizo lo mismo, se dio cuenta de que las cosas habían
cambiado. ChangMin tenía una familia, y el mismo SiWon acababa de encontrar a
su pareja. Pero a pesar de que sus vidas podían haber tomado giros inesperados,
ChangMin y SiWon eran todavía los mejores amigos. Si alguien podía ayudar a SiWon
a salir de este lío, era ChangMin.
—Así que, ¿quieres decirme que era lo que
pasaba en la casa? —Preguntó ChangMin. — ¿Hay algún problema con HeeChul?
—En realidad, sí, —respondió SiWon. — Él es mi
pareja, y lo fastidié cuando nos encontramos.
ChangMin parpadeó, tomó unos segundos mientras
procesaba aparentemente las palabras de SiWon, y luego sonrió.
—Lo sabía. —Levantó su puño en el aire. — Voy
a tener diversión esta noche.
SiWon le lanzó una mirada aturdida.
—MinHo y yo hicimos una apuesta —explicó su
amigo. —Quien ganara conseguiría una mamada del perdedor.
SiWon sacudió la cabeza, sin saber que la
conversación se había descarrilado tanto.
—Jesús, ChangMin. No puedo creer que hagas una
apuesta con mi vida amorosa. Y además, habrías conseguido una mamada de
cualquier manera.
—Ese no es el punto. Es el principio lo que
cuenta. —ChangMin se encogió de hombros, y luego su expresión se volvió seria.
— Ahora dime, ¿Es muy grave? Tal vez pueda ayudar.
—Es malo. Peor que malo. —Suspiró SiWon. — Ni
siquiera puedo decirte todo porque él me prohibió hacerlo, pero basta con decir
que está enojado conmigo, y con buena razón.
ChangMin arqueó una ceja.
—Hmm… Bueno, ¿has pedido disculpas?
SiWon asintió miserablemente. —No quiere
oírlo. ¿Qué es lo que haces cuando MinHo se enoja contigo? —Seguramente, los
dos hombres peleaban, también. Todas las parejas se peleaban.
—Le consigo rosas, —respondió ChangMin.
— ¿Rosas? —Repitió SiWon. De alguna manera, no
podía imaginar a su amigo en una posición de Romeo ofreciendo a su compañero un
ramo de rosas.
—Así es. —ChangMin asintió. — Se las come.
Literalmente. — ¿Quién sabía que las rosas eran afrodisíacas para los corderos?
—Está bien, demasiada información — SiWon
estaba empezando a dudar de que ChangMin pudiera ayudar después de todo. — Dudo
mucho de que vaya a funcionar con HeeChul.
ChangMin parecía pensativo.
—Es una situación diferente. Necesitas
cortejarlo, hacer que te acepte como tu compañero. ¿Cuáles son los hábitos de
apareamiento de un cisne?
SiWon estaba en blanco sobre eso. No tenía ni
idea. No sabía mucho de su compañero en primer lugar. Los informes policiales
no habían proporcionado ninguna información sobre el verdadero HeeChul, el que
estaba detrás de la máscara, y HeeChul no parecía comunicativo con la
información.
—Oh, Dios mío, no lo sé. ¿Qué voy a hacer?
—Cálmate. Respira. MinHo es el mejor amigo de HeeChul.
Está obligado a saber algo que te ayude.
—Pero ¿crees que nos lo va a contar? —preguntó
SiWon.
—No sé si es un secreto, y no le preguntaría
sobre eso —respondió ChangMin. — Pero no creo que vaya a ser necesario. Vamos.
Volvamos a casa. Va a estar bien. Ya lo verás.
Cambiaron de nuevo en su forma de lobo y se
dirigieron hacia la casa. La noche había caído ya en el momento en que llegaron
a ella. HeeChul estaba esperando en la terraza, solo, sumido en sus
pensamientos.
—MinHo está metiendo a los niños en la cama,
—dijo mientras los veía. — Ve adentro, ChangMin. Probablemente te está esperando.
ChangMin caminó al interior de la casa, pero SiWon
se quedó atrás. Saltó a la terraza y se dirigió a su compañero. Puso su cabeza
en el regazo de HeeChul y miró el precioso perfil de HeeChul, tratando sin
palabras de transmitir su pesar.
—No me mires con esos ojos. —HeeChul frunció
el ceño hacia él. —No puedo estar enojado contigo cuando me miras de esa
manera.
¿Y porque es eso algo malo? SiWon quería
preguntar, pero desde que se había quedado en esa forma, no lo hizo. En su
lugar, se aprovechó del hecho de que HeeChul no se apartó. Se subió encima de HeeChul,
lamiendo su cara con entusiasmo. HeeChul trató de empujarlo, pero el esfuerzo
fue poco entusiasta en el mejor de los casos. Por último, HeeChul recostó su
espalda en la terraza, con SiWon junto a él. La noche había caído, y los
grillos habían comenzado su dulce concierto. Más allá de la terraza y los
árboles, SiWon podía ver las estrellas destellar, como diciendo hola.
— ¿Qué quieres de mí? —dijo HeeChul suavemente.
— En serio, SiWon, te dije que no hay necesidad de disculparse o cortejarme o
lo que sea que crees que estás haciendo. Fue sólo sexo sin compromiso, y nada
más.
Era la primera vez que HeeChul le había
llamado por su nombre. SiWon encontró que le gustaba la forma en que sonaba en
los labios de su pareja. Sin embargo, no hizo mucho aprecio o acuerdo con las
palabras de HeeChul. En forma de lobo, no podía hacer mucho con ellas, sin
embargo, así que cambió de nuevo a su forma humana.
—HeeChul, bebé, eso no es cierto. Sé que la
jodí. Vamos a empezar de nuevo. Por favor.
HeeChul suspiró, pero parecía más cerca de
ceder.
—Supongo que pudo ser que te juzgara con
demasiada dureza. Bien. No hay ninguna razón por la que no podamos ser amigos.
“Amigos” no era exactamente lo que SiWon tenía
en mente, pero era un paso en la dirección correcta.
—Siento que sin querer te insultara. No debería
haber espiado o dicho eso. Sólo se me escapan cosas estúpidas cuando estoy
nervioso.
HeeChul se rió con auto-desaprobación.
—No importa. Sé que tengo una voz horrible.
Quiero decir, todos los profesores de canto en Los Ángeles no se cansan de
decirlo.
— ¿Quieres aprender a cantar? —preguntó SiWon.
Esa era una pequeña pieza de información en la que podía trabajar.
— ¿Tienes que sonar tan sorprendido? —HeeChul
disparó de nuevo, y ahora sonaba irritado de nuevo. — Sé que soy un cisne, y
los cisnes carecen de oído musical, pero nada es imposible si sólo lo intentas.
SiWon no dejó que la bravata de su compañero
lo influyera. Podía ver el miedo y el dolor ocultarse detrás de todo.
—Estoy de acuerdo, —respondió. — Y estoy
gratamente sorprendido. Me gusta la música, también. De hecho, cuando yo era
más joven, solía cantar.
HeeChul le dirigió una mirada incrédula.
—No puedes estar hablando en serio. ¿Un lobo
que sabe cantar?
—No parezcas tan sorprendido. —Esta vez, SiWon
se permitió reír. —Los lobos tienen realmente buenas voces cantando. Eso sí, no
soy un Andrea Bocelli, pero era agradable simplemente disfrutar de la música,
¿sabes? A veces, me gustaría salir de la tierra de la manada, agarrar mi
guitarra, y solo soltarme. Era lo más parecido a la caza que he experimentado
en forma humana.
Le pareció tan extraño que la confesión
saliera de él. Sólo ChangMin sabía de su afición anterior, y lo mucho que había
significado para él. De alguna manera, con HeeChul, hablar de eso vino de forma
natural. HeeChul lo miró, sus ojos escudriñando a SiWon en la oscuridad, como
si tratara de ver en su alma.
—Pero si te gustaba la música, ¿por qué dejar
de cantar?
SiWon se encogió de hombros.
—La vida. A cierta edad, ya no tenía tiempo
para estar libre de preocupaciones. Tenía que cazar, proteger a la manada, ir a
explorar para mi Alfa. Las cosas dejaron de ser fáciles. Pero todavía canto de
vez en cuando, a mi manera. —Todos los lobos lo hacían, si sabían o no. HeeChul
sonrió.
—Me alegro. Un don como ese no debe ser nunca abandonado.
Se hizo el silencio de nuevo, y SiWon luchó
por resultar con algo para mantener la camaradería, para evitar que su
compañero se fuera. ¿Qué había dicho ChangMin? Encontrar lo que le gustaba.
Bueno, lo sabía ahora, pero ¿cómo iba a usarlo? Una idea finalmente se le
ocurrió, y antes de que pudiera cambiar de opinión, le espetó.
—Podría enseñarte, si quieres.
Por un momento, pensó que la había jodido aún
más, pero entonces, HeeChul habló.
— ¿Harías eso?
SiWon asintió.
—Eso sí, nunca he probado antes, pero si estás
dispuesto, podríamos hacer el intento.
El rostro de HeeChul se iluminó con una
sonrisa que podría haber enviado toda la noche lejos.
—Me gustaría eso.
Escondido en las sombras, un hombre observaba
a los dos cambia-formas juntos. Se había ocupado de encontrar un buen
escondite, donde no pudiera ser detectado, pero no podía exactamente irrumpir y
separarlos. Mordiéndose las uñas, consideró sus opciones. Al final, cuando
analizó a los dos hombres una vez más, decidió que no podía durar de todos
modos.
Un lobo y un cisne no iban bien juntos.
Finalmente, se irían por lados separados, y entonces él estaría dispuesto a
hacer su movimiento.
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